Santiago de Compostela
La adopción no salvó la pareja
Aunque el matrimonio se entregó en cuerpo y alma a la niña, con los años la hija le pudo causar a la madre una insoportable frustración
Aunque el matrimonio se entregó en cuerpo y alma a la niña, con los años la hija le pudo causar a la madre una insoportable frustración
El crimen en Santiago de Compostela de la niña de origen chino Asunta Basterra, en cuya muerte están implicados sus padres adoptivos, trae de cabeza a todo el mundo. Lo que más preocupa es cuál es el motivo, por qué se cometió. ¿Cuál es el móvil? Y sin embargo está a la vista: los presuntos homicidas solicitaron la adopción de una niña para salvar su pobre relación matrimonial, o si lo prefieren enderezar sus vidas.
Adopción que aunque se entregaron a ella en cuerpo y alma, haciéndola la base de su existencia, lejos de quitar a la mujer su angustia, con el transcurso de los años le produjo una insoportable frustración. Es un móvil clásico. Una variedad del mismo fue la utilizada por Paquita Ballesteros, «la envenenadora de Melilla», que quería emprender una nueva vida.
Esto pudo llevar presuntamente a Rosario a deshacerse de la niña y arrastrar a su esposo, si como se supone, ocupa el lugar de cooperador necesario en el homicidio que les supone el juez.
Es perfectamente asimilable que aparezca otro móvil asociado, como que el abuelo dejara propiedades o donaciones a su nieta, pero sin el principal, no habría surtido ningún efecto.
Todo esto surge del estudio de lo relatado por la investigación, a pesar de que el caso está bajo secreto del sumario y que se han filtrado numerosas informaciones sin comprobar o directamente falsas. Por ejemplo: la presunta madre homicida no es también adoptada, como se ha dicho. Y todavía no se sabe si las colillas halladas junto al cadáver pueden identificar a alguien, ni hasta la mañana de hoy se tendrán los resultados del análisis toxicológico por parte del Laboratorio de Criminalística de la Guardia Civil. Igualmente ha sido desmentido que la niña fuera la heredera universal de los abuelos maternos.
Los crímenes se repiten como sabemos bien los criminólogos. Este caso, en cuanto a motivación, es muy parecido al de la «Envenenadora de Melilla», Paquita Ballesteros, que mató a sus hijos –y también a su marido-, para permitirse una nueva vida.
La pareja de Santiago, según lo que sabemos hasta ahora, se ha visto enredada en su propia estrategia, porque nunca se debe adoptar si no se esta preparado para entregarse completamente como padres. Puede pasar lo que en este caso, em el que se descubre que al matrimonio, al menos por una de las partes, le faltaban otras características básicas como amor y pasión.
Es por tanto una adopción que no impide que se separen y que interrumpe sus planes futuros. Por eso deciden librarse de lo que se ha convertido en un obstáculo, y aunque existiera la posibilidad de devolver al niño adoptado, no lo harían para no reconocer el fracaso. En un mecanismo similar al que se provee de una mascota y descubre que es incapaz de ocuparse de ella y decide abandonarla de forma irresponsable o ahogarla en el río. Ni que decir tiene que todo esto es peor si recae sobre una madre acostumbrada ella misma a ser satisfecha hasta en el menor capricho. Tal vez nos encontramos a dos seres inmaduros superados por una obligación.
Desde el principio, el padre asume casi todas las tareas duras de la casa. Cocina y supervisa los deberes escolares de la pequeña. Puede decirse que abandona su compromiso con el absorbente mundo de su trabajo para dedicarse a la hija adoptada. Alfonso es un ser susceptible de someterse a los caprichos de su esposa.
De todos modos, Rosario Porto y Alfonso Basterra, la abogada y el periodista, parte de la mejor sociedad de Compostela acabaron separándose, aunque bien es cierto que él no se fue muy lejos, alquilando una casa situada a tan solo25 metros de la que ocupaban su esposa en Santiago de Compostela. Alfonso, según su padre, está muy enamorado de Rosario Porto y a su vez resulta muy dependiente de ella.
Lo primero para descubrir un crimen es ser capaz de visualizarlo y hay que pensar que aquí nos encontramos con la mecánica de drogar a la niña de casi trece años, trasladarla, atarla con una cuerda y matarla por sofocación, bien con una mano o con una almohada. Se trata de una tarea que en algunos tramos precisa de al menos la intervención de dos personas.
Crímenes de parecido guión
El homicidio de Asunta Basterra tiene algo de la desaparición de Madeleine McCann y el «crimen de la envenenadora de Melilla». También tiene algo del caso Bretón. En el caso de Asunta, los padres lo niegan todo y se declaran inocentes. El juez Taín tiene suficientes motivos para imputarlos de homicidio o quizá de asesinato. La rapidez con la que parece resolverse este enigma se debe a la modernidad de una Guardia Civil que se ha convertido en uno de los grandes cuerpos policiales del mundo y a un juez constante en el éxito que acumula grandes victorias contra el narcotráfico, la recuperación del Códice Calixtino, y si cabe, la resolución del crimen en el que todo parecían pruebas circunstanciales.
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