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Tecnología

Esta es la profesión del futuro: susurrar a la Inteligencia Artificial

Los "prompter engineers" saben cómo hablar a las máquinas para que hagan lo que queremos

Inteligencia Artificial Dreamstime

La ciudad de Las Vegas ha acogido esta semana la mayor feria tecnológica del mundo, el Consumer Electronic Show (CES), donde la Inteligencia Artificial (IA) ha arrasado a cualquier otra novedad por sorprendente que fuera. La llegada del ChatGPT, la herramienta lanzada por OpenAI en noviembre de 2022, arrancó un nuevo paradigma multidimensional del que aún muchos no se han dado cuenta pero que ya les ha transformado la vida. Sí se han enterado, por ejemplo, los estudiantes y sus profesores, que han visto cómo se ha puesto patas arriba el mundo académico gracias a una máquina que amenaza con cargarse el sistema de aprendizaje porque lo pone todo, por decirlo suavemente, más fácil.

Esta revolución sin precedentes está creando también un nuevo perfil laboral, el del «prompter engineer», que sería algo así como el hombre que susurra a la IA. Sabe cómo hay que hablarle y qué hay que decirle para obtener los resultados deseados. Desde la irrupción de ChatGPT, que es solo uno de la larga lista de chatbots surgidos en el último año, ha habido una infinidad de críticas sobre la falibilidad del sistema y sus errores de bulto. Sin embargo, como ocurre con casi todo, en la manera de usarlo parece residir la garantía del éxito.

Iván L. Gimeno, director de medios de comunicación de Growth Leads, es uno de estos avezados interlocutores. En conversación telefónica con LA RAZÓN, explica que «un ‘‘prompter engineer’’ es básicamente la persona web especialista que genera los comandos en la interfaz de la herramienta de Inteligencia Artificial generativa que se vaya a utilizar. Dialoga con el modelo de IA que corresponda para obtener determinados resultados». Iván trabaja sobre todo con agencias de marketing o con startapps para ayudarlos a integrarse con estos nuevos instrumentos.

«En función del modo en que te comunicas y escribes tu solicitud a cualquiera de estos motores obtienes una respuesta. Cuanto mejor construida esté semánticamente la solicitud, que es lo que llamamos ‘‘prompt’’, obtienes una respuesta más precisa y ajustada. Pero no solo es eso. Este proceso es dual porque a lo largo de ese diálogo también estás entrenando a ChatGPT para que te dé contestaciones más precisas y sepa más sobre tu propio negocio y tus objetivos. Como va aprendiendo con tus preguntas y con las referencias que le aportas el resultado es mejor», continúa este periodista de 48 años.

¿Cómo aprende uno a hablar a las máquinas? Iván L. Gimeno responde: «Hay muchos cursos y recursos a los que se puede acceder de forma gratuita que partes de las propias empresas de los motores de IA. También la gente comparte consejos y guías. En mi caso, que tengo una formación en letras puras y estoy especializado en Historia Antigua, mis habilidades estaban en teoría en el otro extremo de la Tecnología aunque siempre me ha fascinado. Hablando en plata, con estas interfaces me ha venido dios a ver porque puedo comunicarme con las máquinas de modo escrito, que es mi campo».

Esta intervención de la divina providencia a la que hace alusión Iván nos ha facilitado la vida a todos en realidad. Ya no hay que ser ingeniero informático ni un experto en cálculo como si viviéramos en Silicon Valley para poder acceder a un algoritmo y programar. Ahora la puerta de entrada al código es la palabra escrita, la gramática y la semántica. Como dice este experto, «nada de picar ceros y unos». Esto no significa que todos podamos volvernos programadores de la noche a la mañana. Según Iván, «las personas con una formación técnica y de ingeniería porque saben cómo funciona la máquina y el algoritmo que está detrás. Por mucho que sepas escribir, si no saber algo de código tampoco vas a exprimir al máximo las posibilidades de la IA». Sobre la regulación que acaba de arrancar en la Unión Europea, Iván dice que es «como ponerle puertas al campo». «Quince años después, aún estamos hablando de regular las redes sociales. Las regulaciones no valen de nada. Sí que hay posibilidades a través de derechos de autor y demás, como la querella del New York Times contra OpenAI. Podrá haber mecanismos de compensación, pero poco más».

José Ramón Solís, director financiero de un grupo de empresas, tiene muy claro que la IA está aquí para quedarse. Él mismo está realizando un master especializado para aprender a dialogar con este tipo de chatbots y fue uno de los primeros usuarios en España del ChatGPT de pago. En menos de un mes, esta aplicación se hizo con cuatro millones de suscriptores en el mundo. «Es el futuro para todos, no hay duda, da igual que seas artista que economista. Ninguna red social hasta el momento ha logrado un éxito semejante», exoplica a este periódico a través del teléfono. José Ramón se hizo con su primer ordenador en 1986 y, aunque no pudo estudiar Informática por dictamen familiar, es un apasionado de todo lo que tenga que ver con los avances tecnológicos.

«Mi hobby es la programación y el hecho de poder hacer más fácil mi trabajo a través de mis conocimientos. Le voy a poner un ejemplo. Una auditoría de unas 124 empresas que antes llevaba un mes entero de dedicación, ahora sale adelante en 30 o 40 segundos», explica. Obviamente, antes de este resultado meteórico, este economista ha alimentado a la máquina con la información correspondiente para ser tan productiva. Es decir, elaborando de una manera acertada los correspondientes «prompts» de los que hablábamos al principio del reportaje. Asegura que él mismo ha comprobado la evolución del sistema de IA en el último mes. «Yo empecé usando ChatGPT, pero Microsoft ha sacado la suya propia que no es de pago. Luego hay miles de herramientas creadas ad hoc. Por ejemplo, te pueden convertir un texto a audio y luego elaborar un vídeo con tu propia voz. Es que esto va a una velocidad tremenda».

José Ramón Solís ha llegado a elaborar un plan estratégico completo empleando la Inteligencia Artificial. «No son cuatro ideas, claro. Hay que decirle bien claro qué quieres que haga y darle toda la información posible. Para hacer un buen ‘‘prompt’’ antes tienes que saber tú bien qué es lo que buscas conseguir».

Sobre cómo se presenta el futuro inmediato en el mercado laboral, este director financiero de mediana edad asegura que el que no se adapte lo va a tener muy crudo. «Van a peligrar puestos de todo tipo, hasta los recepcionistas de hotel. Todo trabajo que sea manual, informático, de banca, administrativo... Es que esto no se ha descubierto el año pasado, viene de lejos. Yo ya he visto todas las revoluciones informáticas desde la creación de Internet, pero como esta, ninguna. Va a cambiar el paradigma al completo».