Desarme de ETA

Un digno recuerdo

La Razón
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Después de que una banda de asesinos haya decretado su «cese definitivo», ETA no dispara, no mata. Muchos piensan que el trabajo ya está hecho, que los demócratas vencimos. No nos equivoquemos. El germen de la ETA más brutal ha intoxicado la percepción del bien y del mal de jóvenes que hoy defienden a terroristas, y como Ultza Alkorta en Ondarroa, como si de una pacifista incomprendida se tratase, y la culpa es de la propaganda con la que el entorno de la banda ha intoxicado a las nuevas generaciones para justificar sus matanzas. Incluir en las aulas el testimonio de las víctimas contribuirá a construir una memoria digna de décadas de asesinatos selectivos, y evitará que dentro de 20 años, jóvenes estudiantes se pregunten: «Esos que mataban, ¿eran realmente terroristas?».