Estados Unidos
«Shameless»: Joya disfuncional
Recientemente, un diputado de la Unión Cristianodemócrata (CDU), el partido de la canciller alemana Angela Merkel, propuso instaurar en el país teutón un permiso de paternidad similar al que es necesario para conducir un coche. Si esta sugerencia se hiciera realidad, Frank Gallagher (William H. Macy), el protagonista de «Shameless», nunca podría obtener la licencia de padre. Y es que aunque ha engendrado seis hijos su actitud dista bastante de lo que se entiende por un buen progenitor. Alcóholico y aficionado a las drogas, tiene que hacerse cargo en solitario de su numerosa prole cuando su mujer decide abandonarle. Sin embargo, Gallagher no cambia sus costumbres y continúa siendo un sinvergüenza, que no duda en engañar, timar e incluso mendigar con tal de no dar palo al agua. Su disposición choca de plano con la de Fiona (Emmy Rose), su hija mayor, que asume ahora el papel de madre, y que no duda en aceptar trabajos de poca monta con tal de sacar adelante a sus hermanos.
«Shameless», la adaptación americana de Showtime de la ficción británica homónima ganadora de un Bafta, es una creación de Paul Abbot que se ha inspirado en su propia experiencia personal para alumbrar esta pequeña joya de la televisión. Y es que Abbot y sus hermanos fueron abandonados por sus padres cuando él tan sólo tenía nueve años, por lo que, al igual que los personajes de la serie, tuvo que buscarse literalmente la vida para sobrevivir.
«Shameless» es una de esas series de difícil catalogación en el sentido de que a lo largo de sus capítulos genera en el espectador una amalgama de sentimientos que tan pronto hacen reír como llorar. En definitiva, se trata de una historia coral que muestra un cuadro patético de una familia que sobrevive a base de ingenio y en el que el concepto de «felices para siempre», que tanto gusta a los guionistas de series familiares, es algo inalcanzable, a pesar de tenerlo siempre en el horizonte.
Pese a que a la producción no le faltan buenas dosis de atrevimiento y de sentencias políticamente incorrectas (no tiene pelos en la lengua a la hora de abordar temas tabú como el sexo o las drogas), al final resulta tremendamente entrañable y el espectador no puede evitar incubar un sentimiento de profunda ternura hacia los personajes. Uno de sus puntos fuertes es sin duda el reparto, encabezado por el marido de la «mujer desesperada» Felicity Huffman, William H. Macy, nominado a un Oscar por «Fargo», y uno de los máximos exponentes del cine independiente en Estados Unidos. Junto a él, destaca la también nominada a un Oscar Joan Cusack, que interpreta a la agorafóbica Sheila Jackson, Emmy Rossum quien hace de Fiona.
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