Agonía

La Sanidad pública revienta por sus costuras

El deterioro amenaza con convertir la Sanidad pública en una Sanidad de beneficencia

Servicio de urgencias del Hospital madrileño de La Princesa
Servicio de urgencias del Hospital madrileño de La PrincesaAlberto R. RoldánLa Razón

El Sistema Nacional de Salud está a punto de reventar por sus costuras. La frase no pertenece al que esto escribe, sino que circula en todos los mentideros sanitarios desde hace meses por la confluencia de una suerte de factores de muy difícil reversión. Uno de ellos, y no menor, es la pandemia. La avalancha de enfermos covid en 2020 y 2021 devastó la ya muy devaluada atención primaria y obligó a los hospitales a demorar la atención de enfermos de otras patologías, disparando las listas de espera y las muertes no esperables. A ello hay que sumar una insuficiencia presupuestaria crónica que el Gobierno, pese a sus proclamas mediáticas, no ha sabido revertir.

A esta suerte de tormenta perfecta se han sumado, además, el aumento de la frecuentación sanitaria por el envejecimiento de la población, el hastío de unos profesionales muy mal retribuidos y, desde luego, no suficiente reconocidos, y la presión que están ejerciendo sobre el gasto medicamentos y equipos de tecnología cada vez más efectivos y punteros, pero también más caros.

El resultado de todo ello ha sido un deterioro en la calidad que amenaza con convertir la Sanidad pública en una Sanidad de beneficencia. Hoy en día, el que tiene dinero suscribe un seguro privado de salud porque el modelo público tarda meses en diagnosticarle y tratarle. A todo esto, la actitud de las autoridades sanitarias tampoco ha ayudado.

El Ministerio de Sanidad se ha pasado toda la legislatura hablando de la resiliencia del modelo y empleando otras palabras huecas, pero las acciones de mejora han brillado por su ausencia. El hecho es que la Sanidad sigue regida por leyes y normas anacrónicas del siglo pasado, igual que el régimen laboral de los trabajadores. El modelo está próximo a fenecer y nadie hace nada.