Día Mundial
¿Qué hay que comer para reducir el riesgo de cáncer colorrectal?
La dieta está detrás de uno de cada tres tumores, una relación que incluso resulta más determinante cuando hablamos de cáncer colorrectal
Cada 31 de marzo se conmemora el Día Mundial contra el Cáncer de Colon, una cita que busca divulgar sobre la importancia de la prevención de este tumor que tiene el triste «honor» de ser el más frecuente en nuestro país, con cifras anuales que superan los 40.000 nuevos diagnósticos, según los datos del Observatorio del Cáncer de la Asociación Española Contra el Cáncer. A esa elevada prevalencia se añade que es uno de los más dañinos, pues se trata del segundo en mortalidad, tan solo superado por el cáncer de pulmón.
En este escenario, la alimentación cobra un papel fundamental, ya que «está demostrado que lo que comemos tiene mucho que decir en uno de cada tres tumores, una relación que incluso resulta más determinante cuando hablamos de cáncer colorrectal, pues en este caso concreto la dieta que seguimos no solo no nos protege, sino que además aumenta el riesgo de desencadenarlo», advierte Emilia Gómez Pardo, doctora en Biología Molecular y asesora de salud y nutrición.
La explicación para entender el impacto tan directo que tiene la dieta en la aparición del cáncer colorrectal reside en que «al tratarse de un tumor del tubo digestivo, lo que comemos influye en los procesos que están implicados en la progresión de este cáncer», explica Gómez Pardo, quien hace hincapié en que «mayoritariamente se debe a la ausencia de fibra, procedente de frutas y verduras, así como de cereales integrales y legumbres. Esta fibra es necesaria y muy beneficiosa por su carácter protector, ya que es capaz de restaurar la microbiota intestinal y tiene capacidad antioxidante, justo lo que necesitamos frente al cáncer».
En este sentido, es bien sabido que el mejor escudo de nuestra salud pasa por una buena dieta y un estilo de vida saludable. «Pero entendiendo esa dieta como un patrón de alimentación, ya que no hay alimentos por sí solos que nos protejan del cáncer y tampoco que por sí mismos lo desencadenen», recuerda Ángela Martín, especialista del Departamento de Endocrinología y Nutrición de la Clínica Universidad de Navarra.
¿Qué hay que comer?
Puestos a buscar un patrón, ambas expertas coinciden en que la dieta mediterránea es la más favorecedora. «Para ello hay que optar por un alto consumo de frutas y verduras, así como el uso de aceite de oliva virgen extra», aconseja Martín. A ello Gómez Pardo añade que «resulta imprescindible tomar al menos tres raciones de cereales integrales al día. Solo con eso ya podremos reducir un 17% el riesgo de cáncer de colon. Esto implica sustituir todas las harinas blancas y refinadas por otra integral, es decir, en el supermercado debemos elegir pasta y arroz integral, así como pan elaborado con cereales integrales».
Pero tan importante como lo que se añade al menú, resulta aquello que se evita, pues en cáncer de colon los factores de riesgo que aporta la alimentación son «el consumo de carne procesada, que hoy sabemos que es mutagénica, y el abuso de carnes rojas, que se ha relacionado con el riesgo de padecerlo», asegura Gómez Pardo.
Y cuando el cáncer ya hace su aparición, según la localización y el tratamiento que se siga, «el mayor riesgo al que se enfrenta el paciente oncológico es la desnutrición, que afecta de manera negativa a la progresión de la enfermedad, por lo que resulta esencial incluir el abordaje nutricional para obtener mejores resultados», advierte Martín.
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