Nuevo estudio
Fructosa: el azúcar que "da de comer" al cáncer y engorda los tumores, según un estudio
Se encuentra de forma natural en frutas y miel, pero convertida en edulcorante puede poner en marcha un mecanismo que promueve el crecimiento de tumores
Una de las enfermedades que más temor genera al escucharla en la consulta del médico es el cáncer. Su incidencia ha aumentado en los últimos años y se espera que para 2050 los diagnósticos suban por encima de los 35 millones en todo el mundo. Para intentar esquivar su aparición, cada vez más personas deciden introducir cambios en su alimentación. La ciencia avala esta estrategia, ya que la dieta es el principal factor modificable para reducir el riesgo de padecer esta enfermedad que puede ser tan agresiva. Llevar unos buenos hábitos alimenticios también puede ayudar una vez diagnosticado el cáncer.
En esta línea, un nuevo estudio realizado en modelos animales sugiere que una sustancia incluida dentro de varios alimentos podría "dar de comer" al cáncer y engordar los tumores. No se trata ni de la vilipendiada carne ni de las grasas. Según la investigación, un alto consumo de fructosa, el azúcar de la fruta, podría fomentar el crecimiento de tumores cancerosos. Este hallazgo, liderado por investigadores de la Universidad de Washington en San Luis (Estados Unidos), se suma a la creciente evidencia sobre los riesgos asociados al jarabe de maíz, un edulcorante con alto contenido en fructosa muy presente en alimentos procesados como bebidas azucaradas, postres y cereales para desayuno.
La fructosa solo es peligrosa en exceso
La fructosa es un azúcar natural que se encuentra en frutas, verduras y miel. Cabe destacar que, consumida en este estado, como en una manzana o unos dátiles, no representa un riesgo para la salud. Sin embargo, el panorama cambia drásticamente cuando se ingiere como parte del jarabe de maíz con alto contenido en fructosa, común en productos de bollería, bebidas carbonatadas, cereales procesados, fiambres, yogures...
Estudios previos han vinculado el consumo de este tipo de azúcar con diversas enfermedades, como diabetes tipo 2, Alzheimer, hepatopatía grasa y, ahora, cáncer. «Lo que ha cambiado en las últimas décadas (desde los años 70) es que comenzamos a usarla como edulcorante artificial en alimentos procesados, exponiendo a muchas personas a niveles más altos de lo que el cuerpo está preparado para manejar», explica el doctor Gary Patti, catedrático de Química en la Universidad de Washington, y autor del estudio.
Sustancia alimentaria que alimenta al tumor
La investigación, publicada en la revista Nature, demuestra que la fructosa dietética puede promover el crecimiento tumoral en modelos animales de melanoma, cáncer de mama y cáncer de cuello de útero. Durante el experimento, los animales fueron alimentados con una dieta rica en fructosa.
«Hace más de un siglo sabemos que las células cancerosas son adictas a la glucosa», indicó Patti. «Es plausible que también utilicen la fructosa de forma similar». Los investigadores descubrieron que el hígado convierte la fructosa en lisofosfatidilcolinas (LPC), un tipo de lípido relacionado con la inflamación que favorece la replicación de las células cancerosas.
Alimentos procesados y el riesgo de cáncer
Expertos como el Dr. Anton Bilchik, oncólogo quirúrgico en el Providence Saint John’s Cancer Institute, advierten en medios estadounidenses que el estudio aporta un posible mecanismo que explica por qué los alimentos procesados, ricos en fructosa, podrían aumentar el riesgo de cáncer. «Ahora estamos viendo un aumento masivo de cáncer colorrectal en jóvenes, algo relacionado con alimentos ultraprocesados. Esto subraya la necesidad de evitar edulcorantes artificiales siempre que sea posible», señaló.
Según Monique Richard, nutricionista registrada, la mejor manera de limitar la ingesta de fructosa perjudicial es optar por alimentos naturales sin procesar. «Di sí a la fructosa de frutas y verduras, y no, gracias, a la fructosa de alimentos procesados», aconsejó. Además, resaltó la importancia de leer etiquetas para identificar azúcares ocultos y no ser víctima de estrategias de marketing engañosas.
El estudio plantea un mensaje claro: mientras los efectos de la fructosa natural en frutas son seguros, el abuso de azúcares artificiales presentes en productos procesados puede tener graves implicaciones para la salud. Moderar su consumo podría marcar una diferencia crucial en la prevención de enfermedades.
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