Investigación

Descubren por qué las personas con obesidad necesitan comer más para saciarse

La clave está en el mayor tamaño de su hipotálamo, que se inflama como consecuencia de una dieta rica en grasas

Los expertos comprobaron que la inflamación ocurre en el hipotálamo a los tres días después de consumir grasas | Dreamstime
En ratones, bastan tres días de dieta rica en grasas para la inflamación de su hipotálamolarazon

En la última década, se han hecho muchos hallazgos sobre la relación entre la inflamación celular- entendida como la inflamación imperceptible o "silenciosa" de un órgano o tejido que se produce como consecuencia de la activación de mecanismos inflamatorios en respuesta a la detección de una amenaza- y la obesidad. La mayoría de los hábitos generadores de obesidad -estrés, comida basura, insomnio, sedentarismo- son factores pro-inflamatorios en sí mismos, lo que condiciona la relación con la comida y la hace mucho más compleja.

Se sabe que un gran número de factores influyen en cuánto comemos y en los tipos de alimentos que ingerimos, entre ellos nuestra genética, la regulación hormonal y el entorno en el que vivimos. Pero lo que ocurre en nuestro cerebro para indicarnos que tenemos hambre o estamos saciados no está del todo claro, aunque los estudios han demostrado que el hipotálamo, una pequeña región del cerebro del tamaño de una almendra, desempeña un papel importante.

Ahora, científicos de la Universidad de Cambridge (Reino Unido) han demostrado que este órgano es más grande en los cerebros de las personas con sobrepeso y las personas con obesidad en comparación con las personas que tienen un peso saludable. Los investigadores afirman que sus hallazgos, publicados en la revista NeuroImage Clinical, añaden más pruebas a la relevancia de la estructura cerebral en el peso y el consumo de alimentos. "Aunque sabemos que el hipotálamo es importante para determinar cuánto comemos, en realidad tenemos muy poca información directa sobre esta región cerebral en los seres humanos vivos. Esto se debe a que es muy pequeña y difícil de distinguir en las resonancias magnéticas cerebrales tradicionales", explica Stephanie Brown, del Departamento de Psiquiatría y del Lucy Cavendish College de la Universidad de Cambridge, según informa Ep.

La mayoría de las pruebas sobre la implicación del hipotálamo en la regulación del apetito proceden de estudios con animales. Éstos demuestran que en esta zona del cerebro existen complejas vías de interacción, con diferentes poblaciones celulares que actúan conjuntamente para indicarnos cuándo tenemos hambre o estamos saciados.

Por ello, Brown y su equipo utilizaron un algoritmo de aprendizaje automático para analizar las resonancias magnéticas cerebrales de 1.351 adultos jóvenes con distintos IMC, buscando diferencias en el hipotálamo al comparar individuos con bajo peso, peso saludable, sobrepeso y obesidad. El equipo descubrió que el volumen global del hipotálamo era significativamente mayor en los grupos de adultos jóvenes con sobrepeso y obesidad. De hecho, el equipo halló una relación significativa entre el volumen del hipotálamo y el índice de masa corporal (IMC).

Aunque no está claro el significado exacto del hallazgo -incluido si los cambios estructurales son una causa o una consecuencia de los cambios en el peso corporal-, una posibilidad es que el cambio esté relacionado con la inflamación. Se sabe que una dieta rica en grasas puede causar inflamación del hipotálamo, lo que a su vez provoca resistencia a la insulina y obesidad. En ratones, bastan tres días de dieta rica en grasas para provocar esta inflamación. Según el equipo, la inflamación podría explicar por qué el hipotálamo es más grande en estas personas. Una sugerencia es que el cuerpo reacciona a la inflamación aumentando el tamaño de las células inmunitarias especializadas del cerebro, conocidas como glía.

"Si lo que observamos en los ratones es el caso de las personas, una dieta rica en grasas podría desencadenar la inflamación de nuestro centro de control del apetito. Con el tiempo -añade-, esto modificaría nuestra capacidad para saber cuándo hemos comido suficiente y el modo en que nuestro organismo procesa el azúcar en sangre, lo que nos llevaría a engordar", destaca Brown.

Paul Fletcher, autor principal del estudio, del Departamento de Psiquiatría y del Clare College de Cambridge, afirma que "nuestra esperanza es que, con este nuevo enfoque del análisis de los escáneres cerebrales en grandes conjuntos de datos, podamos ampliar este trabajo a los seres humanos y, en última instancia, relacionar estos sutiles hallazgos estructurales cerebrales con los cambios en el apetito y la alimentación y generar una comprensión más completa de la obesidad", añade.

Sin embargo, los científicos señalan que es necesario seguir investigando para comprobar si el aumento del volumen del hipotálamo es consecuencia del sobrepeso o si las personas con hipotálamos más grandes están predispuestas a comer más. También es posible que estos dos factores interactúen entre sí provocando un bucle de retroalimentación.