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Alimentación
¿Cómo debe ser la dieta al seguir un tratamiento antirretroviral?
El menú en personas con VIH debe evitar la contaminación por microorganismos y vigilar la interacción de los alimentos con los fármacos
![Frutas y verduras refuerzan las defensas](https://fotografias.larazon.es/clipping/cmsimages01/2024/11/28/58BD51E3-45CC-41AE-8AD9-0A32927A66F6/frutas-verduras-refuerzan-defensas_98.jpg?crop=5184,2917,x0,y273&width=1900&height=1069&optimize=low&format=webply)
Cuando la infección por VIH se cruza en el camino de una persona, su vida cambia drásticamente. Sin embargo, la realidad es que convivir con el VIH ya nada tiene que ver a lo que ocurría hace apenas unas décadas. Eso sí, resulta recomendable realizar un abordaje multidisciplinar que permita garantizar un buen estado de salud general. Y es ahí donde entra en juego la alimentación, una pieza fundamental para asegurar que el engranaje del organismo funciona a pleno rendimiento, más aún cuando se convive con una infección de forma crónica.
«Para minimizar los riesgos asociados al tratamiento y fortalecer el sistema inmunológico se recomienda mantener una dieta equilibrada y saludable; realizar actividad física regular; evitar el consumo de tabaco, alcohol y otras sustancias nocivas y asistir a controles médicos periódicos para monitorear la salud y ajustar el tratamiento según sea necesario», aconseja Marisa Montes, especialista en la Unidad de VIH del Servicio de Medicina Interna del Hospital Universitario La Paz de Madrid y miembro del Grupo de Estudio del VIH y el Sida de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (GeSIDA-Seimc).
Seguridad alimentaria
En la actualidad, con una buena adherencia a la terapia antirretroviral, las personas con VIH «no presentan mayor riesgo de infección que alguien sin el virus, por lo que las recomendaciones dietéticas y de seguridad alimentaria son las mismas que para cualquier individuo», asegura Carmen Aragón, vocal del Área de Nutrición de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición. Sin embargo, tal y como apunta la vocal de la SEEN, «los pacientes en fase de sida o recién diagnosticados deben evitar los alimentos potencialmente peligrosos por contaminación de microorganismos: verduras/hortalizas crudas, frutas sin pelar no desinfectadas, carnes y pescados poco cocinados o crudos, quesos no pasteurizados, etc.».
Así lo ratifica Mª José Ibáñez, dietista-nutricionista y secretaria del Consejo General de colegios Oficiales de Dietistas-Nutricionistas (Cgcodn), quien insiste en que «además de tener en cuenta la selección de alimentos, hay que ser especialmente cuidadoso con la manipulación, cocinado y conservación para evitar intoxicaciones alimentarias».
Tal y como confirma la vocal de la SEEN, «en la actualidad no hay guías específicas para el abordaje nutricional del VIH porque no resulta necesario, pues se aplican las normas de dieta saludable para población general». En este sentido, Ibáñez destaca que «no puede hablarse de manera general de una alimentación saludable válida para todas las personas portadoras del virus y la dieta debe ser individualizada, en función de su situación clínica e inmunológica». Eso sí, según recomienda la dietista-nutricionista, «la base del menú deben ser los alimentos de origen vegetal, es decir, verduras, frutas, hortalizas, legumbres, patatas y cereales (preferiblemente integrales). Es interesante incluir gran variedad de colores, para poder acceder a una gran cantidad de micronutrientes y sustancias bioactivas. Entre los productos animales priorizaremos las carnes magras, pescados y huevos. Además, al igual que para la población general, se recomienda evitar o reducir el consumo de alimentos ricos en grasas saturadas y/o azúcares libres, que encontramos en carnes grasas y embutidos, galletas, productos de pastelería y bollería, así como evitar el exceso de sal, muy presente en productos precocinados y ultraprocesados».
Alteraciones metabólicas
Los nuevos fármacos han permitido una mejora notable de la calidad de vida de las personas con VIH y las situaciones de desnutrición, frecuentes hace años, han dejado paso a otras alteraciones metabólicas, «como diabetes, hipertrigliceridemia, hipercolesterolemia o cambios en la distribución de la grasa corporal que requieren adaptaciones de la dieta», reconoce Ibáñez. De hecho, tal y como apunta Aragón, «en el momento actual es más frecuente encontrar asociación con obesidad que con desnutrición y, además, con algunos fármacos está descrita la asociación con ganancia ponderal».
En lo que sí insisten los expertos es que puede ser necesario adaptar la dieta en función de la medicación, para minimizar las interacciones fármaco-nutriente, ya que «algunos suplementos de vitaminas y minerales como calcio y hierro pueden interferir en la absorción de algunos antirretrovirales, por lo que se recomienda tomar de forma separada», aconseja la vocal de la SEEN. Por todo ello, según destaca Ibáñez, «la alimentación debe adaptarse a la situación clínica e inmunológica de cada persona con VIH e incluso a su medicación, por lo que el dietista-nutricionista debe formar parte del equipo multidisciplinar, para poder acompañar y aconsejar desde el momento del diagnóstico y ante cualquier cambio de su estado (pérdida de peso, diarrea, infección oportunista…)».
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