Otoño
¿Cómo de peligroso es tragarse un gusano al comer castañas?
En plena temporada de estos frutos del otoño, mucha gente se cuestiona los riesgos de ingerir algún huésped invertebrado
Después del verano y antes de la Navidad se da la temporada de castañas y otras frutas y verduras sabrosísimas de las que no podemos disfrutar el resto del año. Comer productos de cercanías y durante la estación más propicia no solo es una buena forma de contribuir a la prosperidad de los comercios locales, sino que también es una acción más respetuosa con el medio ambiente.
Por suerte, en España disponemos de grandes bosques de castaños que producen toneladas de estos frutos de excelentísima calidad. La forma más tradicional de consumirlas es asadas, pero se pueden utilizar igualmente para preparar increíbles postres, bizcochos, cremas e incluso conservas. Son un fruto seco con un alto contenido en azúcares, por lo que al cocinarlos se consigue que se caramelicen.
El único incoveniente es su la vaina que las protege, que en alguna ocasión resulta muy difícil retirarla y arruina un poco la experiencia otoñal por excelencia de calentarse el cuerpo con un buen puñado de castañas calientes. Para pelarlas mejor, los japoneses utilizan una técnica de cocinado especial, que deja las 'yaki guri' (castañas) en un punto de cocción perfecto para que la piel se desprenda sin esfuerzo.
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Sin embargo, lo peor de las castañas es que, en alguna ocasión, tienen un pequeño huésped oculto en su carne: los gusanos. Son tan pequeños que muchas veces no somos capaces de identificarlos y, después de haber sido asados junto con el fruto, los acabamos ingiriendo sin querer. Existen varios tipos de estos seres invertebrados que invaden las castañas, pero la gran mayoría son inofensivos.
¿Cómo de peligroso es tragarse un gusano al comer castañas?
Lo primero que se debe saber es que esta clase de animales tienen muy poco en común con los clásicos gusanos de tierra o lombrices que se conocen mayormente. En la mayoría de ocasiones, los gusanos que invaden las castañas son larvas de polilla o gorgojo. En esta fase de su vida antes de la metamorfosis, nacen y se alimentan en exclusiva de la carne del fruto otoñal (carpófagos), hasta que alcanzan el tamaño suficiente como para salir y mutar a adultos.
Aunque depende de cada especie, estos gusanos o larvas están compuestos en más de un 50% de su peso corporal por proteínas, además de lípidos, fibras y otros elementos en menor medida. No existe ningún riesgo conocido en ingerirlos, de hecho, son bastante nutritivos. El problema es que para mucha gente resultan desagradables a la vista y causan cierto rechazo.
Una vez que la castaña ha sido cocinada, no hay ningún peligro en comérsela con el gusano dentro, aunque suele preferirse retirarlo. Un viejo chascarrillo tradicional aseguraba que "lo peor no es encontrarse un gusano en la castaña, sino encontrar solo medio gusano", la otra mitad, evidentemente, ya la habríamos tragado.
3 beneficios de comer castañas
- Fuente de energía: las castañas son ricas en carbohidratos, principalmente almidones, lo que les confiere un índice glucémico relativamente bajo. Esto significa que liberan glucosa en la sangre de manera gradual y constante, lo que es beneficioso para mantener un suministro de energía constante. Además, las personas con diabetes pueden consumirlas con moderación, ya que contienen arginina, un aminoácido que mejora la eficacia de la insulina y la circulación sanguínea.
- Sacia y regula la microbiota: debido a su liberación lenta de energía, las castañas tienen un efecto saciante duradero, lo que las convierte en un aliado en las dietas de control de peso y ayuda a reducir los picoteos entre comidas. También contienen inulina, una fibra prebiótica que alimenta a las bacterias beneficiosas en el intestino, lo que contribuye a mantener una microbiota intestinal saludable.
- Alto contenido en antioxidantes y vitaminas: las castañas son una fuente de vitamina C, que actúa como antioxidante. A pesar de que se pierde algo de vitamina C al cocinarlas, aún proporcionan aproximadamente el 25% de las necesidades diarias en una ración de 100 gramos. También contienen pequeñas cantidades de vitamina A, E y varios compuestos fenólicos, como el ácido gálico, el vanílico, las procianidinas y las catequinas, todos ellos con propiedades antioxidantes.
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