Alerta alimentaria
Bisfenol A: El plástico que envuelve tus alimentos es más peligroso de lo que se creía
La Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria dio la alarma tras detectar casos de intoxicación y redujo, con mucho, la dosis tolerable de ingesta diaria con respecto a sus propias recomendaciones: ¿por qué? ¿Cuáles son sus peligros para la salud?
El uso abusivo del plástico en los envases que recubren los alimentos preocupa cada vez más. No solo a los consumidores, sino también a los expertos que estudian la forma en la que contamina los productos que comemos o bebemos. Hace unas semanas, la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) dio la voz de alarma al afirmar que la exposición al Bisfenol Ao BPA a través de la comida es peligrosa para la salud humana.
Esta popular sustancia se utiliza en la fabricación de multitud de envases y tapones, por lo que los resultados que añadió la agencia de seguridad son realmente preocupantes. De hecho, la EFSA acompañó su anuncio reduciendo la dosis tolerable de ingesta diaria mucho más que lo aparecía en sus propias recomendaciones anteriores. ¿Por qué? ¿Cuáles son los peligros del Bisfenol A para la salud?
¿Qué es el bisfenol A?
El bisfenol A (BPA) es una sustancia química que se usa desde hace varias décadas en la fabricación de plásticos ligeros y duros, como el policarbonato, y de la resina epoxi. Se encuentra en objetos de uso cotidiano, como en láminas protectoras en el interior de latas metálicas de alimentos o en tapones de botella.
También en las propias botellas de plástico reutilizables, en los platos de plástico de policarbonato, en recipientes "tupper" para guardar alimentos o en hervidores de agua eléctricos. Su presencia se asocia asimismo, aunque en menor medida, a plásticos de cloruro de polivinilo (PVC) presentes en productos no alimenticios como juguetes y, en mayor, a algunos papeles térmicos (el ticket de la caja del supermercado).
La EFSA ha actualizado este 2023 sus investigaciones acerca de las propiedades de esta sustancia, confirmando que su ingesta supone un riesgo para la salud de todos los consumidores y en todos los grupos de edad, especialmente en menores de edad.
¿Cómo ingerimos plástico en la comida?
No es que el BPA se consuma en forma de trozo de plástico directamente. Como otras sustancias químicas, el Bisfenol A puede migrar fácilmente en cantidades pequeñas desde un recipiente hacia la comida o la bebida que contiene, sobre todo en contacto con el plástico, haciendo de su consumo un riesgo.
"Desafortunadamente el BPA es un contaminante ubicuo", dice al SMC España Martí Nadal, investigador en Tecnatox, un centro de investigación de la Universidad Rovira i Virgili en Reus, donde estudió la presencia de BPA en ropa de bebés y embarazadas y en alimentos enlatados. Él añade que, si bien "`parece que la ingesta a través de los alimentos es la [vía de exposición] más importante, no podemos menospreciar las otras".
Por su parte, Marieta Fernández, investigadora en ibs.GRANADA, el instituto de investigación biosanitaria de la Universidad de Granada, que lleva décadas estudiando el BPA, declara que "una de las vías que más nos preocupa es la de neonatos en las Unidades de Cuidados Intensivos Neonatales, por vía inhalatoria, dérmica, oral e intravenosa/parenteral".
¿Cómo de peligroso es el BPA para la salud?
Según la Agencia Europea de Sustancias y Mezclas Químicas (ECHA), el BPA:
- Incrementa un tipo de glóbulo blanco, denominado TH13, en el bazo lo que puede dar lugar al desarrollo de inflamación pulmonar alérgica y trastornos autoinmunes.
- Puede causar irritación respiratoria.
- Causa efectos tóxicos en nuestra capacidad de reproducción.
- Causa daños oculares serios.
- Puede causar alergias cutáneas.
- Es muy tóxico para la vida acuática (pescados que también ingerimos).
Los expertos señalan que también puede ocasionar problemas en el sistema de desarrollo y el sistema metabólico. Según SMC España, el BPA aparece en la lista de disruptores endocrinos de la ECHA, tanto para la salud humana como para el medio ambiente. Esto significa que interfiere con la acción de las hormonas en el cuerpo.
Para la salud humana, "los efectos que más preocupan son las alteraciones en el aparato reproductor femenino y masculino junto con la fertilidad, cáncer de mama, alteraciones del desarrollo del sistema nervioso, diabetes y obesidad", afirma al SMC España Ángel Nadal, catedrático de Fisiología en la Universidad Miguel Hernández de Elche.
El total de todos los riesgos y daños, más allá de los citados, que el consumo de este plástico puede suponer para la salud es aún desconocido, por lo que los expertos recomiendan revisar de forma periódica la seguridad de los productos, de forma paralela al avance de las investigaciones.
¿Qué ha dicho ahora la autoridad europea sobre el Bisfenol A?
Previas a este aviso, ya existían en el entorno de la Unión Europea varias restricciones. El uso de BPA está permitido en plásticos que tienen contacto con la comida, pero con un Límite de Migración Específica de 0,05 mg de bisfenol A por kilogramo de alimento para los materiales y objetos plásticos (Reglamento (UE) 2018/213). Sin embargo, está prohibido en la fabricación de biberones de policarbonato (Reglamento UE No 321/2011).
Ahora, en concreto el 19 de abril de 2023, la EFSA publicó un dictamen científico sobre los riesgos para la salud pública relacionados con la presencia de BPA en productos alimenticios. Este dictamen es el resultado del trabajo de los científicos de la autoridad europea. Durante los últimos años, realizaron diversos estudios sobre las glándulas renales y mamarias de ratones, consiguiendo calcular que el límite más bajo de confianza era de 8,960 microgramos por kilo de peso corporal al día para cambios en el peso relativo del riñón. A este le siguieron estudios en humanos.
Basada en los resultados de estas investigaciones y de revisiones de otros estudios, la EFSA estableció un nuevo valor para la ingesta diaria tolerable (IDT), reduciéndolo de 4 microgramos por kg de peso a 0.2 nanogramos por kg de peso en el último informe de 2023. Esto es, un valor 20.000 veces menor que el estipulado en 2015. En aquel informe, la EFSA consideraba que no había peligro para la salud de los consumidores, porque su exposición al BPA se quedaba por debajo de los límites recomendados de entonces.
"Al comparar la nueva IDT con las estimaciones de la exposición de los consumidores al BPA a través de la alimentación, nuestros expertos concluyeron que las personas de todos los grupos de edad con una exposición media y elevada al BPA superaban la nueva IDT, un motivo de inquietud en materia de salud", indica la agencia en un comunicado.
¿Qué dice la EMA?
Por su parte, la Agencia Europea de Medicamentos (EMA) discrepa de las conclusiones de la EFSA. En un informe separado, la EMA dice que los nuevos estudios en animales usados por la EFSA no son suficientes para establecer una relación causal entre el BPA y ciertos efectos en la salud humana, y expresa su desacuerdo con la metodología usada para determinar niveles de exposición seguros.
¿Qué pasará ahora?
La EFSA emite recomendaciones, pero no pone reglas. Es la Comisión Europea la que propone leyes, que luego son examinadas por el Parlamento Europeo y el Consejo de la UE, que representa a los Estados miembros. El proceso puede tardar años.
En mayo del 2020, la Comisión anunció una revisión de la legislación europea sobre materiales en contacto con alimentos, pero aún no está publicada la propuesta. Según SMC España, muchos científicos expresan su frustración por lo que consideran lentitud o falta de acción, como la Sociedad de Endocrinología Europea. Fernández considera que "la inacción ocurrida con la información científica para este compuesto químico es cuanto menos irresponsable".
Actualmente, se estudian otros bisfenoles para sustituir al Bisfenol A. Sin embargo, los "primeros estudios indican que el potencial tóxico de sustancias [con una estructura química análoga a la del BPA] podría ser igual o incluso más elevado que el del propio BPA", advierte Martí Nadal. Por su parte, Ángel Nadal argumenta que se debería poner el mismo límite para el resto de la familia de bisfenoles que pueden tener estructuras, usos y efectos similares, como el BPS, BPAF o BPF.
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