Cáncer
Nuevos estudios avalan los datos de CAR-T en linfoma
Los resultados respaldan el potencial de esta terapia en el de células del manto
La terapia CAR-T ha cambiado el paradigma del tratamiento de los pacientes oncológicos, sobre todo en el área de Hematología y, especialmente, en el caso del linfoma. Como señala Mariana Bastos, hematóloga del Hospital Gregorio Marañón, de Madrid, el linfoma no es una enfermedad sino muchas: «Los tres grandes grupos donde, a día de hoy, está aprobada esta terapia en Europa son el linfoma difuso de células grandes (que es el tipo agresivo más frecuente), el de células del manto (el más infrecuente, pero con gran agresividad y de carácter incurable), y el folicular, que es el linfoma indolente más común».
En España, solo contamos con la aprobación de este tipo de terapias para el tratamiento del linfoma difuso de células grandes en tercera línea, aunque la Agencia Europea de Medicamentos las haya aprobado para otros tipos como el linfoma folicular.
Respecto al abordaje del linfoma de células del manto con terapia CAR-T, el estudio ZUMA 2 con brexucabtagén autoleucel en pacientes con este tipo de cáncer en recaída o refractario (LCM R/R) –presentado en el congreso anual de la Sociedad Americana de Hematología (ASH, por sus siglas en inglés)– refuerza que brexucabtagén autoleucel tiene el potencial de lograr una remisión a largo plazo en tumores hematológicos difíciles de tratar, como es el caso del linfoma de células del manto refractario o en recaída. Así, casi la mitad de los pacientes del estudio ZUMA-2 siguen en respuesta continua después de una mediana de tres años. «Estos pacientes respondían a muy pocas estrategias terapéuticas o a ninguna. La CAR-T ha cambiado esto y se ve que, a dos años, la mitad mantiene la respuesta. Estas cifras son realmente buenas y nunca antes las habíamos visto», cuenta Bastos.
En este congreso también se presentó el análisis comparativo entre ZUMA 2 y Scholar-2, un estudio que evaluó brexucabtagén autoleucel frente al tratamiento estándar en adultos con este tipo de linfoma. Estos datos mostrados sugirieron una mejor supervivencia global para los pacientes tratados con brexucabtagén autoleucel frente al tratamiento estándar, en los que la mediana de supervivencia global fue de 46,6 meses frente a 14,2, respectivamente.
En vida real
También hubo buenas noticias sobre el abordaje del linfoma B de células grandes refractario o en recaída (R/R). Como explica Bastos, el tiempo es un factor fundamental en este linfoma. «Es un linfoma agresivo donde la proliferación celular hace que los tumores la mayoría de las veces las localizaciones sean multicentro. La proliferación es alta, o sea, las células se dividen muy rápidamente y, por lo tanto, hace que el tamaño de las lesiones crezca, llegando incluso a conformar masas que pueden, según la localización, generar dolor y daño en órganos vitales, por lo tanto, son enfermedades de muy complejo manejo donde hay que estar muy encima del paciente, el tiempo juega en contra y cada minuto cuenta», afirma.
Durante el congreso de ASH, se presentaron los resultados de uno de los mayores análisis en vida real con pacientes que han recibido terapia CAR-T que evalúa el impacto del tiempo de espera desde la leucoaféresis hasta la infusión (tiempo «vein-to-vein») de axicabtagén ciloleucel en adultos con este cáncer, confirmando que los tiempos de espera más cortos se asocian con mejores resultados en los pacientes tratados con axicabtagén ciloleucel, ajustados por factores pronósticos clave.
Los datos del trabajo presentado por Kite, la compañía de Gilead especializada en terapia celular, el menor tiempo «vein-to-vein» del mismo análisis se asocia con una tasa de respuesta completa y una supervivencia global favorables.
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