alimentación
Hay países en los que la leche de dromedario está considerada una bendición. Tanto que para algunos de sus habitantes supone hasta un regalo de Alá. Para los egipcios y los tunecinos, por ejemplo, es la fuente de su virilidad, la blancura de su tez y la tersura de su piel. Pero más allá de estos argumentos más o menos populares, la realidad es que las propiedades que se le atribuyen los revalidan. Si se la compara con la leche de vaca, su contenido de vitamina C y de hierro es cinco y diez veces superior; además, carece de aquellas proteínas responsables de las principales alergias relacionadas con este alimento. En muchas regiones árabes y africanas se consume en grandes cantidades desde hace más de 6.000 años. De hecho, es un ingrediente más en la elaboración de otros lácteos como la mantequilla, el queso o el yogur. Incluso algunas marcas recurren a ella para desarrollar sus líneas de cosméticos. La búsqueda de alternativas más nutritivas y saludables está llevando a la difusión de artículos que antes no existían o que eran puramente locales. Así, el conocido como “oro blanco” está arrasando en Estados Unidos y Reino Unido con productos como el “camel milk smoothie” o el “camel cappuchino”, algo que se espera repetir en España a partir de primavera de 2020.
"Su consumo ha tenido una mayor relevancia en Oriente Medio debido a que constituyen el hábitat natural de los dromedarios. Sin embargo, a pesar de la baja población de este animal en Europa, el interés creciente por este alimento se debe a que se le reconocen numerosas características funcionales", explica Marta Garrón, tecnóloga de alimentos especializada en lácteos y coordinadora de Camelmilk. Este proyecto está subvencionado por el programa Prima ("European Union’s Framework Programme for Research an Innovation") y coordinado por el Instituto de Investigación y Tecnología Alimentaria de Cataluña (IRTA). Tiene por fin promover la producción, el procesado y el consumo de la leche de dromedario en el Mediterráneo. En este área, nuestro país juega un papel determinante al contar con la mayor granja camellar del continente: Oasis Wildlife (Fuerteventura) alberga más de 400 de ejemplares que, hasta ahora, habían ayudado a fomentar el turismo y facilitar las labores agrícolas. Con ellos, se conseguirá mantener viva la raza, así como elaborar bombones, helados y bebidas. "Existen en el mercado mundial derivados, como la versión entera pasteurizada, la semidesnatada pasteurizada, batidos de dátil o cacao, labneh, chocolate...". Este producto se obtiene de los dromedarios, pero tanto en Canarias como en los países árabes se emplea también el término "camella" para referirse a ella. Si destaca por algo es por su versatilidad en la cocina, de ahí que ya sea utilizada por chefs de renombre, como José Andrés. En su restaurante de Washington recomienda diversos postres realizados con ella. Y, aún más, en los supermercados Asda de Londres ya es posible comprarla. Pero, ¿de dónde viene su fama?
De acuerdo con la Food And Drug Administration de Maryland (Estados Unidos), esta sustancia cuenta con 48 calorías por cada 100 gramos, por lo que se trata de un refrigerio interesante para las personas que quieren cuidar su peso. Además, acoge nutrientes necesarios para el organismo. "Los porcentajes de proteína y grasa se mueven en rangos similares al de otras especies: 3,4% y 3,5%, respectivamente", sostiene Elena Díaz-Médina, bióloga y doctora en Producción Animal. "Diversos análisis han demostrado una mayor digestibilidad con respecto a la leche de búfala o cabra. Además, la ausencia de betalactoglobulina en su composición la vuelve una opción para los alérgicos a ella". Como es bien sabido, la de vaca provoca esta reacción en muchos niños debido a la presencia de esta proteína, que no forman parte de la de dromedario y la vuelve muy similar a la materna. Además, contiene lactoferrina y lisozima, lo que la convierte en una clara alternativa a los bancos de leche materna para alimentar a bebés prematuros. Y no sólo eso, también fortalece las defensas orgánicas. Todas estas singularidades han provocado que su demanda no pare de crecer, sobre todo, por la inquietud de los occidentales por la salud.
Especialmente, para los diabéticos. Según una investigación del Departamento de Medicina de la Universidad de Rajasthan (India), los niños con esta enfermedad que componían la muestra y que habían tomado leche de dromedario se habían ahorrado entre nueve y 13 unidades de insulinas diarias. Un dato que también avala un estudio publicado por la revista "European Journal of Clinical Nutrition", en el que se ha conseguido demostrar que ingerir dos vasos al día llegan a reducir las dosis. "Este líquido contiene grandes cantidades de ácido linoleico conjugado que, entre otras funciones, sube las defensas, disminuye los niveles de grasa corporal, reduce la presión arterial, controla el colesterol y los triglicéridos, ayuda a eliminar las grasas perjudiciales para el organismo...", explica Andrés López, nutricionista de la Clínica San Carlos de Almería, sobre algunos de los efectos que recogen estudios de las universidades de Barcelona, Columbia y Qatar. "Sin olvidar su potente poder antioxidante, lo que favorece el correcto funcionamiento del sistema digestivo y mejora el movimiento de las articulaciones. En definitiva, se trata de un producto ideal que, además, presenta un sabor atractivo". Éste es similar al de la leche de vaca, aunque con un toque más suave y dulzón. "Además, este proyecto es especialmente relevante si hablamos de cambio climático. Esta especie tiene un alto potencial productivo en ambientes desérticos y puede sobrevivir a climas extremos".
Hasta 60 dólares por litro
Por ahora, el único hándicap que presenta es su disponibilidad en el mercado, lo que ha provocado que su precio se encuentre disparado: hasta 60 dolares puede costar un litro en las tiendas anglosajonas. Sin embargo, desde la empresa Camelmilk estiman que su venta en el mercado español no superará los ocho. Todo ello, sumado a sus propiedades nutricionales y su gusto fácil, la convierte en una bebida aún más codiciada por el público. De hecho, tal es el valor que se le ha dado en algunos territorios, que se utiliza como manjar en los los protocolos de bienvenidas de los jefes de Estado.