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Covid-19

India: de exportador de vacunas a aplazar la segunda dosis

La relajación de medidas, el triunfalismo y la expansión de la nueva variante llevan al extremo al país

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La situación en India es desoladora. Faltan oxígeno, antivirales, respiradores... Están desbordados. No hay forma humana de hacer frente a este desastre que ha sorprendido al mundo, máxime cuando el pasado 7 de marzo, el ministro de Salud Harsh Vardhan aseveró que estaban en el «final del juego» de la pandemia. Desde entonces, la curva ha subido día tras día hasta superar los 380.000 contagios en 24 horas. Mientras unos ponen el foco en la nueva variante, la B.1.617, que falta aún por saber si será o no catalogada como «preocupante», desde allí se hace hincapié en otros motivos de los que, como con Chile, tenemos que aprender.

Preguntamos al Dr. Shashank Tripathi, miembro de la Alianza Wellcome-Trust India y profesor asistente del Departamento de Microbiología y Biología Celular del Centro de Investigación de Enfermedades Infecciosas del Instituto Indio de Ciencias en Bengaluru, si el problema es la nueva variante o que no haya medidas suficientes de distancia social, y explica que «ambos factores pueden estar afectando, pero mi sospecha es que la mayor contribución ha sido la complacencia de la población en seguir las medidas preventivas en el pasado reciente y tener una falsa creencia de que hemos vencido la pandemia o tenemos alguna inmunidad contra el virus». «En la actualidad –prosigue–, hay bloqueos completos, de fin de semana y toques de queda que se están instaurando en las principales ciudades y estados. Trabajan los servicios esenciales. Y se fomenta o se implementa el teletrabajo».

Coincide con él el Dr. Balaji Manicassamy, profesor asociado del Dpto. de Microbiología e Inmunología de la Universidad de Iowa (EE UU): «El problema se ha agravado debido a la relajación de las medidas de bloqueo. Las nuevas variantes con mayor propagación también empeoran la situación».

A ello hay que añadir la escasez de vacunas en uno de los países que fue exportador de suero. «Mis padres –prosigue Manicassamy–, viven en Ponicheri. Están bien. Recibieron la primera dosis de Covaxin el mes pasado. Sin embargo, debido a la escasez, no recibirán la segunda hasta seis semanas después en vez de a las cuatro». «Varios países desarrollados pronto tendrán excedente de vacunas, y estas deberían estar disponibles para otros países en desarrollo, incluida la India», pide este experto, que explica que la situación para sus padres «es un poco abrumadora. Algunos de nuestros familiares han muerto de Covid o están enfermos. Mi hermana ha estado enferma en casa y se mantiene aislada de mis padres y su hija. Están tratando de encontrar hospitales que puedan recibir pacientes en caso de emergencia».

Lo mejor que ha hecho el Gobierno indio contrasta con lo peor, que parece pesar más en la tragedia que están viviendo. Así, Tripathi recuerda que el país tiene la «mayor producción de vacunas, la mayor campaña de vacunación del mundo y apoyo para la producción ampliada de antivirales por parte de Indian Pharmaceuticals». De hecho, han estado exportando sueros «a 85 países», según dijo Vardhan. «Actualmente, no se exporta nada», aclara Tripathi.Los datos de vacunación son más que llamativos: India ha puesto más de 144 millones de dosis (España 14,99 millones, es decir, 866%más sueros inoculados que en nuestro país). Ahora bien, el problema es que en un país tan densamente poblado eso resulta insignificante: 10,50 dosis por 100 habitantes frente a las 31,68 de España, según datos del pasado jueves de Our World in Data. Y otra diferencia: mientras España según esta misma fuente ha vacunado al 8,5% de la población con las dos dosis, India únicamente al 1,71%.

«Lo peor que ha hecho el Gobierno indio –prosigue Tripathi– es que se han celebrado mítines electorales en varios estados populosos durante la pandemia, permitiendo celebrar grandes reuniones religiosas», añade. Reuniones masivas como las vividas el 12 de abril en Haridwar, cuando se permitió que miles de hombres tomaran «baños sagrados» en el Ganges durante la celebración del Kumbh Mela.

12 DE ABRIL DE 2021 Miles de hombres celebran sin ninguna medida de seguridad el Kumbh Mela, bañándose en el río Ganges para purificar su alma (AP Photo/Karma Sonam)Karma SonamAgencia AP

«Uno de los factores que explican la situación actual de emergencia que vive la India es que se hayan permitido esas aglomeraciones sin distancia ni mascarilla. Esto, unido a la incidencia de casos y a la nueva variante, ha propiciado la explosión tan brutal de contagios», afirma Àlex Arenas, catedrático de la Universidad Rovira i Virgili, en Tarragona. «Es un desastre sanitario», se lamenta.

«Con eventos tan masivos y sin precaución –continúa Arenas–, no puedes asociar que la situación actual se deba a la variante india o no. Además, tampoco sabemos aún si hay riesgo de reinfección con esta variante. En este momento hay más preguntas que respuestas. De ahí que sea esencial estar encima de las variantes. Por eso hay que incrementar la secuenciación. En España secuenciamos entre el 1 y el 2% de los casos frente a la recomendación de Europa: 5 y 10%. Eso nos hace ir a ciegas y nos deja en una situación que si pasa algo no se puede controlar». Arenas nos facilita una web que elabora el Instituto de Medicina Preventiva y Social de la Universidad de Bern (Suiza). Los datos hablan por sí solos: mientras que a lo largo de este año España ha secuenciado 10.509 casos, Reino Unido, 187.341. Es decir, secuenciamos 17 veces menos. De ahí quizá que mientras Reino Unido, Italia, Países Bajos, Grecia, Suiza, Irlanda, Bélgica, Alemania... han detectado la nueva variante, en España por ahora sólo se esté investigando un caso.

Pero ¿es preocupante? «La B.1.617 ahora mismo es una preocupación infundada. Está sobre todo en India y no en todo el país. Primero se identificó en Maharashtra y dónde más está es en West Bengal. En Reino Unido los casos detectados están ligados a viajes por lo que no parece que haya transmisión comunitaria. En todo caso es una variante de interés», precisa Iñaki Comas, científico del Instituto de Biomedicina de Valencia (IBV-CSIC), antes de que la OMS alertarse de que podría ser más contagiosa.

«Aún no sabemos qué papel tendrá en la pandemia. Se detectó en octubre y ahora crece en frecuencia, pero probablemente será menos transmisora que la británica ya que esta, la sudafricana y la brasileña tienen una mutación en común que la india no tiene», afirma Comas, que hace hincapié en que «las nuevas variantes salen por culpa de la alta transmisión», y recuerda que «sólo se han secuenciado unos cientos de casos en India cuando cada día hay cientos de miles de nuevos contagios. Es decir, no se secuencia ni el 1%».

«La ola en la India es más debido al descontrol de la transmisión. La gente estaba muy confiada. Hoy no tenemos información para poder decir que la nueva variante tiene que ver con esta ola», añade Comas, que precisa que la B.1.617 «tiene 13 mutaciones, dos de ellas relativas a la proteína ’'Spike”». Se trata de la E484Q, similar a las variantes sudafricana y brasileña, y la L452R. No es la primera vez que se detectan, pero sí la primera vez que se descubren juntas en una variante. Aunque no todas tienen ya la E484Q, como dijo en Twitter el Dr. Jeffrey Barrett, director de la Iniciativa de Genómica Covid-19 en el Instituto Wellcome Sanger en Reino Unido.

«El número de mutaciones de esta variante –prosigue Comas– no es muy diferente al de otras, suelen tener entre 10 o 15 respecto a la original de Wuhan». En todo caso, lo importante es saber cómo se comportarán las vacunas actuales frente a ellas, algo «que no sabemos aún. Generalmente se pueden frenar con la vacuna. ¿Por qué? Porque la respuesta inmune es más compleja. Se basa en la ’'Spike’' completa, no sólo en las mutaciones. A los anticuerpos hay que sumar la respuesta celular. Por tanto, aunque se pueda perder algo de efectividad, esto no impide la inmunidad de los sueros. Tendría que haber muchísimas más mutaciones para que algo así pudiera suceder. Por eso lo que hay que hacer es vacunar cuanto antes para reducir la transmisión y así el ritmo de aparición de variantes será menor», concluye Comas.

Preguntamos a Margarita del Val, viróloga del CSIC, qué tendría que suceder para que una vacuna no fuera efectiva frente a una nueva variante y manda un mensaje tranquilizador, ya que «los ensayos clínicos completamente controlados realizados por Janssen han demostrado que la vacuna, cuyo principio es la proteína “S”, es igual de eficaz frente a la variante sudafricana, la brasileña y la clásica. La británica también se ha controlado por la de Pfizer en Israel, por ejemplo. El SARS-CoV-2 tiene una proteína tan grande que tiene muchas zonas de reconocimiento». Eso juega a nuestro favor. «Cada persona –prosigue– tiene de media tres epítopos (regiones) para reconocer la proteína S con su respuesta inmune celular, que es distinta en cada persona. El SARS-CoV-2 no varía tanto. Para que te hagas una idea, el virus del sida variaba 100 veces más y los escapes son puntuales en algún paciente, sin transmitirse a sus contactos. De modo que con las nuevas variantes puede suceder que las vacunas llegado el caso neutralicen peor, pero quedaría la respuesta celular que creemos que protege bastante. Es amplia y distinta en cada persona, por lo que el escape de una variante a la respuesta celular es bastante difícil».