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Iglesia Católica
España renueva su alianza con el Sagrado Corazón
Unas 15.000 personas asistieron al acto de consagración en el Cerro de los Ángeles. La homilía, oficiada por el cardenal arzobispo de Madrid, llamó a la cultura del encuentro que propugna el Papa
Unas 15.000 personas asistieron al acto de consagración en el Cerro de los Ángeles. La homilía, oficiada por el cardenal arzobispo de Madrid, llamó a la cultura del encuentro que propugna el Papa.
No importaba que el sol atizase de lo lindo. En plena ola de calor la explanada del Cerro de los Ángeles estaba abarrotada. A los pies del Cristo, unos 15.000 fieles participaron en el acto central del jubileo de la Diócesis de Getafe para renovar la Consagración de España al Sagrado Corazón de Jesús. El cardenal arzobispo de Madrid, Carlos Osoro, ofició la misa acompañado de una veintena de purpurados y del nuncio en España, Renzo Fratini. Y lo hizo con una homilía en la que se buscaba la unión de todos los católicos, independientemente de las distintas sensibilidades. La Iglesia quería huir de todo tinte partidista, y así fue.
El monumento al Sagrado Corazón de Jesús en España fue durante algún tiempo símbolo de la persecución religiosa que se produjo durante la Guerra Civil por parte del bando republicano, pues las milicias profanaron y destruyeron el Cristo cuando tomaron el enclave. Pero Osoro, con sus palabras y siguiendo esa cultura del encuentro que promulga el Papa Francisco, llamó a la reconciliación: «Atrevámonos a descubrir en este encuentro lo que significa no amar por razones de creencias o ideologías», alentó a todos los que escuchaban desde la explanada y también a los que lo hacían a través de la televisión pública, que retransmitió el acto. «Donde no hay amor, no hay futuro, donde se abren muros y no se abren pistas para comunicarnos, no hay presente ni futuro», advirtió el cardenal, custodiado por la imagen de Nuestra Señora de los Ángeles, patrona de Getafe.
Osoro continuó explicando que todos los católicos «son el Pueblo de Dios», un pueblo que «solamente crece si todos los que pertenecen a él, aunque sea desde diferentes perspectivas, se pregunta ''quién es mi prójimo''».
Tras la misa, se leyó la nueva oración de Consagración, que nada tiene que ver con la que pronunció el rey Alfonso XIII allá por 1919. En la actualizada, ya no se hace mención a una «patria española fuerte y constante en el amor y religión, y en su adhesión a la monarquía»; sino que pide a los creyentes que «afronten con valentía los retos del presente y del futuro», con esa «alegría del Evangelio» que defiende Bergoglio. Entre las autoridades que acudieron a esta celebración se encontraban Luis Alfonso de Borbón, el ex ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, y representantes políticos como Rocío Monasterio, Iván Espinosa de los Monteros y Enrique Ruiz Escudero, que asistieron a título personal.
Por su parte, el Papa Francisco quiso estar también presente en esta renovación de la Consagración de España al Sagrado Corazón a través de un mensaje que leyó el nuncio Renzo Fratini en su nombre. Precisamente con esta lectura, Fratini dio por concluído su mandato en nuestro país, pues el martes se hace efectiva su renuncia por cuestiones de edad. En la misiva, animó a contemplar a Cristo y «entregar nuestro amor para nuestra salvación». «Con estos sentimientos el Santo Padre, a la vez que suplica que recen por él, imparte complacido la bendición apostólica en ofrenda de copiosos dones celestiales», concluyó el nuncio.
Un papel relevante en este acto, por ser el anfitrión, lo tuvo el obispo de Getafe, Ginés García Beltrán, que antes de comenzar su discurso tuvo unas palabras de ánimo para todos aquellos que están sufriendo los estragos de los incendios que asolan el país, especialmente a los vecinos de la Sierra Suroeste de Madrid. Su disertación fue en la misma dirección que posteriormente siguió Osoro en su homilía con un llamamiento a la comunión de todos los católicos: «La imagen del Corazón de Jesús que preside este cerro, centro de España, abre los brazos para acoger a todos. Es el brazo del amor de Dios a la humanidad, creada con bondad y belleza a imagen del Creador, pero herida por el mal y el pecado que necesita siempre de la misericordia divina», subrayó.
Cien años difíciles
Días antes de que llegara esta cita tan multitudinaria, García Beltrán emitió un comunicado en el que advirtió de que este no sería ningún «acto de reivindicación de una situación socipolítica del pasado ni una manifestación nostálgica de épocas pasadas». Y ayer, volvió a reafirmarse en esta idea ante los más de 15.000 devotos que abarrotaban la explanada: «España, en un momento socialmente difícil, se consagró al Sagrado Corazón de Jesús (...) La historia de estos cien años no ha sido fácil, muchas cosas han cambiado, o las hemos destruido, pero permanece el amor de Dios al que representa el misterio del Corazón de Cristo. El amor de Dios es una invitación constante a cambiar el mundo construyendo la gran civilización del amor». Entonces, se pregunta el prelado, «¿por qué no renovar esta Consagración para seguir dando los frutos de santidad que necesita la Iglesia y el mundo de hoy?».
Junto a él y Osoro, estuvieron también los cardenales Antonio María Rouco Varela y Carlos Amigo, arzobispo emérito de Sevilla. Así como el arzobispo de Toledo, Braulio Rodríguez; el arzobispo castrense, Juan del Río; el de la Seu d’Urgell, Joan-Enric Vives, y el de Burgos, Fidel Herráez.
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