Cracovia
Georg, arzobispo y escudo del Papa
El secretario de Benedicto XVI se estrena en el episcopado con una heráldica en la que le reafirma su fidelidad
Al colocarle ayer el anillo y la mitra que le acreditan como nuevo arzobispo, el Papa confirmó a su secretario personal, Georg Gänswein, como uno de los personajes clave en el funcionamiento del engranaje de la Santa Sede. La ceremonia celebrada en la basílica de San Pedro del Vaticano, en la que participó un buen número de cardenales y obispos de todo el orbe católico y alrededor de 100.000 fieles, fue la consagración pública de este alemán de 56 años originario de la Selva Negra, admirado y envidiado por muchos tanto por su cercanía a Benedicto XVI como por su belleza.
El «guapo Georg», como le llama la Prensa alemana –que le compara sin empacho con estrellas del cine como George Clooney– fue nombrado el pasado 7 de diciembre por el Pontífice prefecto de la Casa Pontificia, un cargo que conlleva la consagración episcopal. Gänswein es el nuevo arzobispo de la sede titular de Urbisaglia, una diócesis italiana extinguida pero cuyo título se conserva para prelados que desempeñan su labor en la Curia romana.
Con su doble responsabilidad como secretario personal de Benedicto XVI y prefecto de la Casa Pontificia, el nuevo arzobispo se convierte en el primer pretoriano del Papa. Es su sombra en las audiencias, los viajes, las ceremonias religiosas y cualquier acto público.
También está a su lado en el apartamento pontificio, duerme a pocos metros, trabaja con él codo con codo y es el encargado de organizar su agenda, sus reuniones y de filtrar las inabarcables peticiones para comunicarse con el obispo de Roma. Ha subido tanto monseñor Georg que algunos comentaristas aseguran que nunca un secretario alcanzó tanto poder. Ni siquiera Stanislaw Dziwisz, el histórico secretario de Juan Pablo II, con una grandísima influencia en el funcionamiento de la Curia en su tiempo, alcanzó tales cotas. Dziwisz, quien tras la muerte del Papa polaco fue nombrado arzobispo de Cracovia y creado cardenal por Benedicto XVI, se quedó en un escalón inferior, pues fue prefecto adjunto de la Casa Pontificia.
La consagración episcopal de Gänswein se produce un año después del inicio del caso «Vatileaks», en el que fueron robados y filtrados a la Prensa documentos confidenciales del Papa. La aparición en la televisión y en los diarios de las cartas privadas de Benedicto XVI salpicó en parte a su secretario personal, pues el «topo» era uno de sus subalternos, el mayordomo Paolo Gabriele. El nuevo arzobispo vivió durante 2012 algunos de los peores momentos en los 10 años que lleva al lado de Ratzinger, primero como cardenal y luego como sucesor de San Pedro.
El caso «Vatileaks» sacudió la convivencia en el apartamento pontificio e hizo que todos los colaboradores del Papa comenzasen a ser vistos con ojos sospechosos. Al final fue el propio Gänswein el que descubrió que era Gabriele quien filtraba los documentos a la Prensa. En el juicio que acabó condenando al ex mayordomo a 18 meses de cárcel al secretario personal le tocó el trago de comparecer como testigo. «Es la primera vez que me encuentro en una situación así», comentó incómodo en el aula durante el proceso. Al nombrarle prefecto de la Casa Pontificia, consagrarle obispo y conceder la gracia al antiguo ayudante de cámara, el Papa ha cerrado en cierta forma el difícil período vivido debido al caso «Vatileaks».
Gänswein, protagonista de la ceremonia de ayer, ha manifestado nuevamente su adhesión al obispo de Roma en la elección del diseño de su escudo episcopal. Está partido en dos: a su derecha (a la izquierda para quien lo contempla) puede verse el de Benedicto XVI, con la concha de San Agustín sobre fondo rojo, la cabeza de moro coronado, símbolo de la diócesis de Freising, y el oso de San Corbiniano. En el otro cantón el escudo de Gänswein muestra un dragón sobre fondo azul bajo una estrella. Este animal mitológico, que simboliza la fidelidad, echa fuego hacia el símbolo heráldico de Ratzinger. El lema del nuevo arzobispo va en esta misma línea. Es «Testimonium perhibere veritati» (Dar testimonio de la verdad), muy cercano del de Benedicto XVI, «Cooperatores Veritatis» (Cooperadores de la verdad).
Durante su homilía, el Papa pidió tanto a su secretario como a los otros tres nuevos obispos que sigan el ejemplo de los Magos y busquen a Dios en medio del agnosticismo imperante en el mundo de hoy. Les dijo que el obispo debe «ser un hombre» que dirija «su mirada hacia Dios». Además de Gänswein recibieron en anillo y la mitra episcopal el italiano Vincenzo Zani, secretario de la Congregación para la Educación Católica y dos nuncios apostólicos, el nigeriano Fortunatus Nwachukwu, antiguo jefe de protocolo del Vaticano, y el francés Nicolas Thevenin.