Top-Mantra

Venezuela

«Lo que no podrá reprimir, está visto, es la voluntad de la mayoría de venezolanos»

Hasta el insigne Boris Izaguirre reconocía hace poco en una entrevista que «Caracas está mejor». Se puede pasear por la ciudad, relativamente, hay cierta vida nocturna, los bolichicos millonarios a quienes engorda el corrupto régimen madurista hacen ostentación de lujos y juergas. Parece haber menos delincuencia… Una de las cosas que más fascinan a los venezolanos que han migrado a España huyendo de la madura ruina comunistoide que se instaló en su país hace tanto, es poder pasear por las calles españolas sin temor a ser asesinados (¿cuánto durará…?). Aunque ese recelo, quien lo sintió una vez no podrá olvidarlo nunca, objetivamente hay menos criminales desesperados en Venezuela, donde la inseguridad en su historia reciente ha sido escalofriante. Lo era cuando el exmonaguillo Chávez se hizo con el poder, y fue aumentando a lo largo del tiempo en que se implantó «el socialismo del siglo XXI». Pero los venezolanos emigrados que últimamente han vuelto a su país, comentan estupefactos que las cosas «han mejorado». Lo aseguran antichavistas convencidos tanto como «zurdos» forofos, y algunos tristes ejemplares de español prosélito del bolivarianismo cañí, que acompañan a Maduro en el lance equinoccial de dividir la historia entre dos franjas horarias existenciales: la razón y la locura absoluta. Preguntando a unos venezolanos a qué se debe el cambio, dieron una explicación horrenda: «El régimen ha puesto ‘fuera de la circulación’ a muchos miles de delincuentes» (¿la competencia…?). Pero no al estilo Bukele, cuyas cárceles ahora sirven de inspiración al desesperado Maduro, sino de manera más…, «eficaz». Me resulta imposible reproducir literalmente lo que contaban estos venezolanos emigrados. No sé si es cierto, no puedo asegurar nada. Sí es evidente que el madurismo cubanizado ha convertido la represión en un arte aterrador y repulsivo. Siempre se oye decir que el comunismo cubano es maestro en artimañas de espionaje, control y represión, que exporta con éxito a países aliados. Como sea, no hay duda de que el régimen ha mutado últimamente, quizás sabedor de que, para perdurar, debía estabilizar la criminalidad como fuera… Lo que no podrá reprimir, está visto, es la voluntad de la mayoría de venezolanos, que ha gritado desde las urnas, ante Maduro y sus satélites narcomillonarios, que ya basta. Que ya.