Historia

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El Gobierno de Ovando

El Estado de los Reyes Católicos, en los años finales del siglo XV, había conseguido un equilibrio de los intereses y objetivos de los valores temporales y espirituales, poniendo los medios para alcanzar no las formulaciones de tierras asiáticas, sino las que se suponía eran las Indias Occidentales, pertenecientes al continente asiático

La Razón
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Los primeros años de la presencia española en el Nuevo Mundo con voluntad fundacional plantean importantes problemas y dificultades muy serias, sobre todo por llegar allí abriendo una ruta oceánica con conocimiento y solución de notables problemas de navegación que antes nadie había tenido ocasión de intentar y, en consecuencia, de proponer soluciones. Problemas que sólo quienes llevaron la iniciativa de los viajes llamados de descubrimiento deben conocer. La primera expedición española fue sobre la que escribió su tesis doctoral el Académico y Catedrático de la Universidad de Madrid Juan Pérez de Tudela, «Las Armadas de Indias y los orígenes de la política de colonización (1492-1505)».

El Estado de los Reyes Católicos, en los años finales del siglo XV, había conseguido un equilibrio de los intereses y objetivos de los valores temporales y espirituales, poniendo los medios para alcanzar no las formulaciones de tierras asiáticas, sino las que se suponía eran las Indias Occidentales, pertenecientes al continente asiático. El capitán de la Armada Cristóbal Colón ha firmado con los Reyes Católicos un documento conocido bajo el nombre de Capitulaciones de Santa Fe en la Granada recién conquistada, que puso fin a la empresa de la Reconquista de España, conquistada por los árabes bajo el mando de Abu Abd ar-Rahman Muça ibn Nusay (Muza) 781 años antes, el 711.

La fundación en la Isla Española (hoy República Dominicana), manteniendo intacta la capital Santo Domingo y la ciudad fundada en el lugar mismo donde llega el viento alisio y pone fin la ruta que conduce al signo más característico de la colonización. Ya no es el descubrimiento, es la primera gobernación: la Isla Española y el primer gobernador de las Indias. El de Nicolás de Ovando fue el primer gobierno español en el Nuevo Mundo durante un decenio, convirtiendo La Española en la avanzada. El gobierno de Ovando comenzó en 1501 y concluyó en 1509, cuando era el más resonante éxito español, reubicando la capital, Santo Domingo de Guzmán, en la margen occidental del río Ozama (1502).

La administración y el gobierno de Ovando cuenta con la biografía de la profesora Úrsula Lamb que fue conocida por don Miguel Muñoz de San Pedro, conde de Canilleros y de San Miguel, que avala en una brillante presentación el prólogo de la señora Lamb sobre la enorme figura histórica de Ovando. No prescinde la biógrafa de una sola de las facetas de Ovando. Profesora estadounidense, ha consagrado años de su vida al estudio de una primera figura española del inicio de la creación de un personaje gubernamental hispano, que se ha constituido, por añadidura, en personaje de enorme importancia y, además, ha querido que su obra aparezca editada en lengua española.

La experiencia de Nicolás de Ovando como gobernador de las Indias y creador del ordenamiento de la isla Española, es enorme. Le eran muy familiares los problemas gubernamentales, porque con anterioridad al gobierno de La Española había puesto orden en la guerra civil y pacificado en las tierras de la Orden de Alcántara. En América tomó posesión en las Indias en una posición con sus problemas multiplicados por los fracasos de sus inmediatos descubridores. Además, con una posición de considerable debilidad legal por su cargo gubernamental, por haber conferido los monarcas a Colón de una magnitud excesiva debido a su deseo de asegurar el dominio absoluto de la Corona en todas sus posesiones. En este caso, otorgando las altas concesiones otorgadas a Colón. Además, aumentados por los yerros jurídicos del juez Francisco de Bobadilla, inmediato predecesor de Ovando, que dejó totalmente socavada la autoridad, máxime cuando comenzaron a surgir acusaciones en la Corte con hechos falsos y con órdenes absolutamente, al menos, imposibles de cumplir en las Indias, como ha estudiado el historiador mexicano Silvio Zavala, así como el propio Gonzalo Fernández de Oviedo y Valdés en su magnífica obra «Batallas y Quinquagenas».