Al portador
Los tacones de Christine, la litrona y los yonquis del dinero
La presidenta del BCE, Christine Lagarde, con un par de tacones, logró su objetivo de aumentar el precio del dinero, en otro momento delicado
Honoré de Balzac (1799-1850), el de «La comedia humana», fue un autor de éxito y fama que, sin embargo, coleccionó negocios ruinosos y vivió casi siempre endeudado. Quizá por eso, en Luis Lambert, escribiría que «se necesita dinero, incluso para poder prescindir de él». Los episodios de las tribulaciones de varios bancos medianos americanos y del gigante helvético Credit Suisse parecen confirmarlo. Ha hecho –y hace– falta, a uno y otro lado del Atlántico mucho dinero para evitar una catástrofe financiera, en la que, como siempre, algunos esperan sacar partido. El dinero lo han puesto –lo ponen–, salido de la nada, la Reserva Federal (Fed) de los Estados Unidos y el Banco Nacional Suizo. Los problemas de las entidades financieras americanas y las del suizo son diferentes, pero el remedio es el mismo, liquidez. Eso significa más dinero en el sistema que, es inevitable, antes o después cebará más la bomba de la inflación. Sólo en la última semana, la Fed ha aumentado su balance en 300.000 millones de dólares, que se ha sacado de la manga, y nunca mejor dicho.
El mini-pánico financiero alimentó las esperanzas de los yonquis del dinero fácil –incluidos algunos Gobiernos, entre ellos el de Sánchez–, que soñaban con la idea de que el Banco Central Europeo (BCE) se asustara y no subiera los tipos de interés. Podría haber sido aplaudido, pero también hubiera sido un error de libro, sobre todo porque un banco central no debe desdecirse a sí mismo a las primeras de cambio. Además, hubiera alimentado los temores, porque también hubiera significado que temía por las entidades financieras de la eurozona que, por el momento, parecen sanas, aunque no son inmunes. Había en el consejo del BCE algunos partidarios, una pequeña minoría, de subir solo 0,25 puntos o incluso nada los tipos de interés. Hubo votación y ganaron, dicen que 18 a 6 los duros «halcones», frente a las blandas «palomas». La presidenta del BCE, Christine Lagarde, con un par de tacones, logró su objetivo de aumentar el precio del dinero, en otro momento delicado. Eso sí, por si acaso, el BCE también ha dejado claro que tiene lista la artillería monetaria, en forma de programas de liquidez LTRO, conocidos en España como «litronas» para afrontar las emergencias. El problema es que usar esas «litronas» puede ser inevitable, pero crearían más inflación –es más dinero en circulación– y volvería a ser necesario elevar los tipos de interés, porque es cierto que para prescindir del dinero hace falta dinero, como sufrió Balzac.
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