Sin Perdón
Sánchez genera desconfianza
«Sánchez compró los votos de Junts para su investidura con una amnistía ilegal, amoral e inconstitucional, pero este precio no incluyó la legislatura»
Puigdemont lanzó este lunes un serio aviso al ordenar a su grupo que registrara una proposición no de ley para que el presidente del Gobierno se someta a una cuestión de confianza. Lo importante no es su viabilidad, sino la constatación de que Junts le pondrá muy difícil continuar si no cede a sus exigencias. El Congreso de los Diputados tiene una clara mayoría de centro derecha, aunque no haga posible la formación de un gobierno presidido por Feijóo. En otro tiempo, Junts y PNV lo hubieran apoyado, pero la presencia de Vox hace muy difícil alcanzar un acuerdo. En el caso del PNV, la estabilidad del gobierno vasco depende del inquilino de La Moncloa. Es un mensaje que le han transmitido a Ortuzar, ya que cualquier veleidad tendría una respuesta demoledora. Sánchez es peligroso políticamente porque se juega su supervivencia y no quiere abandonar La Moncloa. No le afectan las críticas o los escándalos, porque tiene capacidad de resistencia. Lo único que le inquieta es la vertiente judicial. Hay muchas variantes sobre la idea de que la fiera de presa más peligrosa es la que está herida. Es lo que sucede con el líder del PSOE. Estamos ante un escenario totalmente anómalo y que comportaría unas elecciones anticipadas en cualquier país de nuestro entorno.
Sánchez compró los votos de Junts para su investidura con una amnistía ilegal, amoral e inconstitucional, pero este precio no incluyó la legislatura. Es verdad que será blanqueada por el Tribunal Constitucional de Conde-Pumpido y sus colaboradoras en uno de los actos más indignos de la Historia del Derecho en España. Es un hecho deleznable que le acompañará el resto de su vida y será recordado como el presidente que convirtió el Constitucional en un órgano al servicio de intereses espurios. A pesar de los esfuerzos de Sánchez, la realidad es que Puigdemont desconfía de él y por eso quiere que se someta a la cuestión de confianza. Esto confirma que no se sentiría incómodo apoyando una moción de censura en el futuro. Por supuesto, recibirá los ataques del poderoso aparato mediático del sanchismo, pero al expresidente catalán no le importa. Está acostumbrado. Al final no tendrá más remedio que ceder a sus exigencias, someterse a la cuestión de confianza o ser expulsado por medio de una moción de censura.
Francisco Marhuendaes catedrático de Derecho Público e Historia de las Instituciones (UNIE).
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