Creo que no. Puigdemont y su equipo están muy tranquilos. Es un dato muy interesante. A estas alturas todo el mundo coincide en que dos candidatos, Illa y Puigdemont, tienen posibilidades de lograr la presidencia de la Generalitat. Es cierto que otra opción es un bloqueo que conduzca a una repetición electoral. ERC ha presentado un candidato flojo y poco carismático frente al líder de Junts que ha regresado con fuerza y con el éxito de haber impuesto su relato. Es curioso que los republicanos hayan quedado arrinconados otorgando a su principal rival los éxitos con los que comparece buscando, al igual que Sánchez, que la convocatoria sea un plebiscito. Otro aspecto interesante es que no se fían entre ellos. Nadie tiene una interlocución sólida y permanente con Puigdemont, que sabe, además, que Junqueras y Sánchez quieren acabar con él. En cualquier escenario les estorba. Le han traicionado en el pasado y sabe que lo volverán a hacer si tienen la oportunidad. Por otra parte, el chantaje a Puigdemont por la amnistía tiene fecha de caducidad y luego tendrá manos libres.

A estas alturas, el nivel de la chapuza sanchista es tan descomunal que ningún juez europeo hará otra cosa que decir que se arregle España con este lío. No solo eso, sino que el relato de estos meses gracias a las declaraciones de Sánchez y sus colaboradores, así como de los documentos hace que la posición acusadora sea insostenible. Es cierto que si disuelve las Cortes decae la proposición de ley de amnistía, pero el daño jurídico ya está hecho. Es otra victoria de Sánchez, que no tiene otra ocupación y preocupación que seguir en La Moncloa. Los constitucionalistas catalanes fueron casi el 30% en las elecciones de 2017 y lograron, entre Ciudadanos y PP, un total de 40 diputados. En cambio, el PSC se tuvo que conformar con un 13,88% y 17 escaños. A estas alturas sabemos que, si Sánchez consigue ganar este plebiscito, los independentistas serán los que realmente gobiernen España.

No solo los indultos, la sedición, la malversación y la amnistía, sino que impondrán el concierto económico y el referéndum. Un Sánchez victorioso en Cataluña, será muy débil en España, porque la llave de la gobernabilidad estará en manos de Puigdemont, Junqueras, Ortuzar y Otegi.

Francisco Marhuenda es catedrático de Derecho Público e Historia de las Instituciones (UNIE).