Sin Perdón

¿Quién es el propietario de La Moncloa?

«Han llegado al poder y se reparten descaradamente el botín con sus redes clientelares, los lobistas del partido y los conseguidores»

Estos días podemos comprobar que Sánchez y sus aliados mediáticos tienen una inquietante confusión sobre la propiedad de La Moncloa, así como del correcto uso de los medios de la Administración. En primer lugar hay que aclarar que no es el propietario de La Moncloa. Es decir, ni puede ni debe hacer lo que le venga en gana. Otra cosa es que nos hemos acostumbrado. Es cierto que falta una cultura política en el sanchismo que le haga entender que los votos no son un título habilitante para asaltar el Estado y sus instituciones. Está realidad, característica de cualquier democracia, provoca una absoluta indiferencia en el sanchismo y sus aliados. Han llegado al poder y se reparten descaradamente el botín con sus redes clientelares, los lobistas del partido y los conseguidores. Este espíritu es el que explica el lío judicial que afecta a la familia presidencial y que no es una conspiración entre la justicia y la oposición. Sánchez está desesperado y ha optado por inventarse un argumento propio de una novelucha o una mala película de la serie B. Es lógico que los jueces investiguen y pidan información. Es su función jurisdiccional y debería contar con el aplauso del resto de poderes del Estado. La paradoja es que reciben ataques brutales por hacer su trabajo. Según Sánchez y sus acólitos, poco duchos en estos temas, como sucede con algún magistrado emérito del Supremo, habría que embridar a la judicatura para que fueran dóciles vasallos que aceptaran sus veleidades autoritarias. Por lo visto, lo normal es utilizar los asesores de la presidencia del Gobierno para hacer negocios personales. Habrá que agradecer que no hayan montado un chiringuito financiero. No quiero dar ideas. Y es lógico que las Administraciones sean agencias de colocación para familiares y amigos. Lo que me sorprende es que los periodistas que exigían responsabilidades in vigilando a Rajoy, que no tenía nada que ver, y eran inmisericordes con el PP ahora les parezca bien este tipo de actuaciones. Es cierto que hay que respetar la presunción de inocencia, aunque los defensores del sanchismo no lo hacían antaño, pero en cualquier caso, al margen del tema judicial, lo sucedido con estos escándalos y la corrupción sistémica del PSOE es muy poco ejemplar.

Francisco Marhuendaes catedrático de Derecho Público e Historia de las Instituciones (UNIE)