Sin Perdón

¿Por qué está tan nerviosa la izquierda?

«Pedir disculpas hubiera sido un ejercicio razonable de un secretario general que tenía un lodazal hediondo a su alrededor»

La lectura de las opiniones de los políticos y los periodistas de izquierdas en artículos, noticias y editoriales, así como lo que dicen en las radios y televisiones trasluce un gran nerviosismo. Me sorprende porque no paran de insistir en que todo lo que sucede es una enorme conspiración en contra de personas ejemplares como Sánchez, su familia y sus colaboradores. La ejecución sumaria de Lobato es consecuencia de su soledad. Los jueces tienen manía al sanchismo. Por supuesto, Aldama es un delincuente de la peor calaña y todo lo que ha dicho son invenciones. En el caso de que todo esto fuera cierto, lo lógico es que no estuvieran tan crispados. Es una reacción que nada tiene que ver con lo que sucedió contra Rajoy y el PP, ya que decían y hacían todo lo contrario. En aquella época, eran culpables mientras no demostraran lo contrario. La brutal campaña mediática justificó la moción de censura e impidió que el PNV pudiera apoyar la continuidad del entonces presidente del Gobierno, aunque no tenía nada que ver con el escándalo de la trama Gürtel. Era anterior a su llegada a la presidencia del PP. La famosa sentencia fue corregida por la Audiencia Nacional y el Supremo.

A estas alturas, me parece muy poco riguroso afirmar que Sánchez y su familia lo han hecho todo bien. Al margen de la desastrosa defensa jurídica utilizada, propia de aficionados, la realidad es que se ha hecho mal. En cualquier caso, hay que respetar la actuación judicial y esperar a la conclusión del proceso. El sistema español es muy garantista. Ningún inocente tiene que temer a la Justicia. Otra cosa distinta son los culpables. En cualquier caso, hay suficientes instancias para garantizar el imperio de la ley. En lo que hace referencia a la corrupción sistémica del PSOE, creo que no hay ninguna duda al respecto incluso teniendo un respeto escrupuloso por la presunción de inocencia. Me parece que pedir disculpas hubiera sido un ejercicio razonable de un secretario general que tenía un lodazal hediondo a su alrededor. No sabemos por qué destituyó fulminantemente a su mano derecha, José Luis Ábalos. Finalmente, el asedio contra Lobato pone de manifiesto que la democracia interna no existe en el PSOE. Todo ello, más otras cuestiones, es muy inquietante para el Estado de Derecho.

Francisco Marhuendaes catedrático de Derecho Público e Historia de las Instituciones (UNIE)