El buen salvaje

Orgullo trans

Moncloa lleva al TC una ley trans mientras aplica la amnistía y mientras el propio tribunal enmienda la malversación de los ERE

Antes de escribir estas líneas uno se pregunta qué pavo real se le apareció a Carla Antonelli o, en su defecto, a algunas de las chicas de oro de lo que fue, y sigue siendo, el Ministerio de Igualdad, para que sólo ellas pueden tratar el asunto de la transexualidad. He visto mucho pluma pero debe ser que me equivoqué de pavo. Llama la atención, como los tacones de una drag, que en vísperas de las fiestas del Orgullo el Gobierno lleve al TC –¡al TC!– algunos puntos de la ley trans de Ayuso, entre ellos que la persona menor necesite de un aval psicológico para someterse al bárbaro tratamiento hormonal que supone cambiar de sexo. Me parece una insensatez lo contrario, admito hasta que sea opinable (la otra parte, no), pero de ahí a que suponga una inconstitucionalidad va no el sentido común sino el trecho que separa a Sánchez de la presidenta de la Comunidad de Madrid y la orden de tirar a dar. No se admiten prisioneros. Ni siquiera Milei.

Moncloa lleva al TC una ley trans mientras aplica la amnistía y mientras el propio tribunal enmienda la malversación de los ERE, que en la Andalucía socialista en realidad no se gastó ni un euro de los parados en coca ni hubo dinero como para asar una vaca. Total, que han mandado a Cándido a que ponga un bozal a Ayuso para que se retrate retrógrada e inhumana. El día del Orgullo ya habrá sentencia por el lado de los que se dicen representantes de un «colectivo», el todo por la parte, que también pide la paz en Palestina y otros bordados del mantel progre.

La Alianza Contra el Borrado de las Mujeres denuncia que al menos en 119 casos se ha malversado dinero público de los fondos del Pacto de Estado contra la Violencia de Género. ¿Se habló de esto en el consejo de ministros? Si las malversaciones en general van camino del blanqueo (es la manera milenial de entender la corrupción), qué decir de algún dinerillo que en lugar de ir a un centro para mujeres maltratadas fue a parar a un curso sobre género y racialidad o para concienciar de que ser trans a la manera de Ayuso es de fachas.