Canela fina

Juan Carlos I

«Ha encarnado uno de los cuatro grandes reinados de la Historia de España junto a los Carlos I, Felipe II y Carlos III»

El fiscal suizo de izquierda radical, Yves Bertossa, investigó, sin que le condicionara la inviolabilidad, más de treinta años de la actividad de Juan Carlos I y concluyó que no existía el menor indicio de delito. La fiscal española de extrema izquierda, Dolores Delgado, desmenuzó a Don Juan Carlos entre 2014 y 2022, cuando no mediaba la inviolabilidad, y llegó a la misma conclusión. A la muerte en 1975 del dictador Franco, Juan Carlos I recibió los poderes todos de la dictadura y a todos renunció para hacer posible, gracias sobre todo a la colaboración de Fernández-Miranda, la democracia pluralista plena, conforme a lo que su padre Don Juan defendió siempre desde el exilio. La función sustancial de la Monarquía –afirmó en reiteradas ocasiones– consiste en devolver al pueblo español la soberanía nacional secuestrada en 1939 por el Ejército vencedor de la guerra incivil.

Durante casi cuarenta años Juan Carlos I defendió de forma incansable los derechos del pueblo español y los intereses de España en el mundo. En 1981, en marcha un golpe de Estado, se puso su uniforme de capitán general de los Ejércitos y ordenó a los militares sublevados que regresaran a sus cuarteles salvando así para España la democracia y la libertad.

Robusteció internacionalmente la imagen de nuestra nación y pronunció discursos ante el Parlamento británico y ante la Duma de la Unión Soviética; ante el Congreso de los Estados Unidos de América y ante la Asamblea de la China comunista. Consiguió que se hiciera habitual, incluso entre los republicanos, esta afirmación: «Yo soy juancarlista». Y bien. Yo no soy ni juancarlista ni juanista ni felipista. Soy monárquico porque las Monarquías democráticas –Suecia, Noruega, Dinamarca, Holanda, Bélgica, Luxemburgo, Inglaterra, Australia, Nueva Zelanda, España, Canadá, Japón…– se encuentran entre los países políticamente más libres del mundo, socialmente más justos, económicamente más desarrollados, culturalmente más progresistas.

En una cena que la agencia Efe ofreció en Roma a Sandro Pertini, presidente de la República de Italia, nos dijo: «Si hubiera un problema internacional a resolver por arbitraje, todos estaríamos de acuerdo en que Don Juan Carlos fuera el árbitro». Al margen de sus errores –y todos los cometemos– varios historiadores de máximo prestigio consideran que Juan Carlos I ha encarnado uno de los cuatro grandes reinados de la Historia de España junto a los de Carlos I, Felipe II y Carlos III.