Mar en calma
Garantía vital
Nuestros hijos ya no se crían en la calle, jugando con otros niños al rescate o el balón prisionero, sino que las relaciones sociales se suelen mantener a través de una pantalla
La cifra de menores que consumen ansiolíticos y antidepresivos en España crece de forma preocupante. Muchos adultos optan por resolver los problemas emocionales cotidianos con ansiolíticos o antidepresivos y esta tendencia está afectando también a la salud mental de los jóvenes. La medicación ante la angustia y la tristeza, emociones que muchas veces son generadas por los dispositivos móviles y las redes sociales, no deja de extenderse. Varios estudios señalan la adicción a los teléfonos inteligentes como potencial factor desencadenante del consumo de antidepresivos.
La generación Z se enfrenta a una serie de circunstancias que implican cambios significativos en el estilo de vida. Nuestros hijos ya no se crían en la calle, jugando con otros niños al rescate o el balón prisionero, sino que las relaciones sociales se suelen mantener a través de una pantalla.
El hecho de pasar menos tiempo en actividades al aire libre y sobre todo la dependencia cada vez mayor de las pantallas, especialmente agravada por el contexto post-pandemia, está derivando en un aumento en los problemas de salud mental entre los jóvenes, que buscan alivio en la medicación. Creo que a este drama generalizado le podemos poner remedio si desde pequeños les animamos a poner en práctica ansiolíticos naturales como el deporte, la naturaleza, la sociabilidad y el agradecimiento. La gratitud es el imán de todos los milagros.
Y es que la solución no reside únicamente en la prescripción de fármacos. También es necesario fortalecer el contacto familiar y social ya que aumentar la interacción con seres queridos y la participación en actividades con los demás, ayudan a contrarrestar los efectos negativos de la ansiedad y la depresión. Es precioso promover la salud mental desde una edad temprana. Para ello fomentemos la resiliencia y el bienestar emocional de los más jóvenes. Priorizar su salud mental y brindarles el apoyo necesario para prosperar, es una garantía vital para toda la sociedad.