Pudiera parecer que estamos en Carnaval. Pero no. Estamos a primeros de enero, a punto de celebrar la Fiesta de los Reyes Magos. Una ocasión para compartir y pensar en los demás. Una fecha en la que los niños son protagonistas. O no. Desde la izquierda se quiere «reinterpretar» una celebración tan familiar e inocente como la Cabalgata de los Reyes Magos para impartir su doctrina. Desvestir los valores cristianos de la fiesta para convertirla en un acto pagano, de «exaltación de la vida y de la tolerancia». Una pura confusión ante los ojos de los niños y de la mayoría de los adultos, con mayor sentido crítico. Tras la prohibición hace años por parte de algunos consistorios de exhibir animales –por ejemplo, camellos–, en los últimos tiempos esa misma izquierda, bajo la bandera del igualitarismo, ha sacado a las «Reinas Magas», como el alcalde de Valencia, Joan Ribó, que recibió en el Ayuntamiento a Libertad, Igualdad y Fraternidad. Una «cabalgata laica», que organizó por última vez la República en 1937 para distraer a los niños de los horrores de la guerra, y en la que los más pequeños brillaron por su ausencia. Eso sí, acudieron relevantes «personalidades» del izquierdismo más rancio que gobierna la ciudad. Seguro que en la Carta a Sus Majestades pidieron más éxito para el año que viene. Si Dios quiere.