Directo Black Friday
El canto del cuco
Dios pasó por Cataluña en primavera
Los socialistas de Salvador Illa tenían las mejores perspectivas, pero está por ver la influencia en el electorado de la amnistía sanchista a Puigdemont y del «caso Koldo»
Dan ganas de empezar hoy con aquel poema de Ángel Guimerá: «Somos y seremos gente catalana / tanto si se quiere como si no / que no hay tierra más ufana / bajo la capa del sol. / Dios pasó por aquí en primavera…». El orgullo catalán se pone a prueba el 12 de mayo, en plena primavera, y veremos si es Dios el que pasa y todo canta a su paso. Porque la situación allí es más bien endiablada. La llamada anticipada a las urnas amenaza con desestabilizar por completo el mapa político catalán y el Gobierno de España. Brillan los puñales en manos de los dos principales bandos nacionalistas: Junts y ERC. El adelanto electoral y la fecha elegida por los republicanos tienen por objeto cortar el paso a Puigdemont, con su candidatura pendiente del calendario de la amnistía. Nadie le impedirá presentarse, pero es difícil que llegue a tiempo para la eventual investidura.
Esta pugna a cara de perro entre los dos socios catalanes del sanchismo complica la legislatura a Pedro Sánchez, que se ve sin presupuestos, sin socios seguros y envuelto en una nube de corrupción que llega hasta el umbral de su casa. Después de lo que ha ocurrido con los presupuestos en Cataluña, que lo ha precipitado todo, también ha decaído aún más su confianza en Yolanda Díaz, su aliada principal, que ya venía deteriorándose desde el monumental fracaso en su tierra de Galicia. Sin presupuestos y a la intemperie, con un rosario de elecciones por delante, con sus socios vascos y catalanes enfrentados entre facciones y con los sondeos en contra –sobre todo ante los comicios europeos, que marcan la tendencia del electorado–, Sánchez sólo puede sostenerse, aunque sea a duras penas, echando mano de su manual de resistencia. Los agoreros anuncian elecciones generales en otoño. ¡Quién sabe!
Hoy todo gira en torno a Cataluña, «un pueblo que espera» según Joan Maragall: por la lamentable aprobación parlamentaria de la amnistía, ese error histórico, y por esta precipitada cita con las urnas, que ha pillado a todo el mundo desprevenido. Los socialistas de Salvador Illa tenían las mejores perspectivas, pero está por ver la influencia en el electorado de la amnistía sanchista a Puigdemont y del «caso Koldo», que siembra dudas, con sus múltiples ramificaciones, sobre el comportamiento del ex ministro de Sanidad. No se descarta que, visto lo visto, antiguos votantes de Ciudadanos cambien de candidato y tomen esta vez la papeleta del Partido Popular, que puede aglutinar el voto constitucionalista. Puede que Dios pase por Cataluña en primavera.
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