Carmen Enríquez
Un nuevo tiempo de preocupación
Tarde o temprano, la fecha del comienzo del juicio por el «caso Nóos» tenía que fijarse por los responsables de la Audiencia de Palma y darse a conocer a la opinión pública. No era razonable posponer más tiempo el inicio de la vista oral de uno de los casos más mediáticos de la reciente historia de la justicia española, cuya lentitud escandaliza y resulta inexplicable a los ciudadanos de este país que desearían que se actuara con más premura, especialmente en los casos de corrupción. Pero a nadie se le oculta que el comienzo del juicio marcará de nuevo un tiempo de preocupación y zozobra para la Familia Real aunque la Infanta Cristina y su marido, Iñaki Urdangarín, ya no forman parte de ella y el título nobiliario que compartían les haya sido retirado por decisión personal del actual Rey hace unos meses.
La repercusión que tendrá ver a la hija de Don Juan Carlos y hermana de Felipe VI sentada en el banquillo de los acusados, aunque sólo se le impute la responsabilidad a título lucrativo de dos delitos fiscales e incluso pueda ser exonerada si se le aplica finalmente la doctrina Botín que solicitaron sus abogados, será amplia y traspasará las fronteras de nuestro país. Los medios internacionales se harán eco, sin duda, de la imagen de una Infanta de España acusada de un delito a la Hacienda pública, un hecho insólito en la historia de la institución monárquica. Todo ello, sin obviar las graves acusaciones que pesan sobre su marido, a quien el fiscal pide una pena de cárcel de 19 años, considerada excesiva en algunos medios, y sobre el que recae la máxima responsabilidad de los hechos delictivos llevados a cabo desde el Instituto Nóos, una aparente entidad sin ánimo de lucro de la que se lucraron, y mucho, Iñaki Urdangarin y su socio Diego Torres, según los indicios contenidos en el sumario judicial del caso.
Ante todo esto, es importante señalar que la situación en la Casa Real española ha cambiado tanto con la llegada del Rey Felipe, quien mantuvo desde el principio una postura de rechazo tan firme ante la evidencia de comportamiento ilícito de su cuñado y la actitud de apoyo de su hermana a una postura tan poco ejemplar por parte de su marido, que eso hará de freno ante los que esperan el juicio del «caso Nóos» como otra oportunidad de arremeter contra la Corona.