Fútbol
Sofocos en el palco
A Piqué le preguntan por el tiempo en Semana Santa y, a un mes del clásico (23 de abril), responde que le disgustan los valores que transmite el Madrid (?), en cuyo palco se organiza la caza de Messi y Neymar, añade. La Abogacía del Estado le corrige, le demuestra que está errado (sin h), que sus acusaciones carecen de base y el club, desde Luis Enrique hasta Bartomeu, pasando por Cardoner, ratifica palabra por palabra las declaraciones del fabuloso central, excelente conseguidor de patrocinadores que permiten al Barcelona afrontar renovaciones tan costosísimas como las de Neymar y Messi, precisamente ellos.
Con semejantes acusaciones, cabía esperar que en el Bernabéu declararan apestado a Piqué, dejaran la comida de confraternización entre las directivas para tiempos menos revueltos y no invitaran al maquiavélico palco a los dirigentes azulgrana. O que éstos, motu proprio, disculparan su presencia en el almuerzo y en la zona noble. Pues ni una cosa ni otra.
De aquí al 23 todavía puede crecer la bola, quién lo duda, pero el futbolista no se ha borrado –al contrario, pareció evidente que ante el Sevilla provocó la quinta amarilla y no jugará en Málaga– ni tampoco sus eventuales superiores. El eslogan no lo gritan, pero lo piensan: «Todos al palco» (y a la comida). Luego no debe ser un lugar tan contaminante como se atreven a denunciar sin ponerse un poquito «coloraos».
El palco del Bernabéu, con su enorme influencia, «más que un Consejo de Ministros» –describió el insigne Ramón Mendoza–, atrae como la miel a las moscas y los mandamases del Barça no pueden abstraerse del poderoso influjo, aunque se contradigan. Mejor harían imitando a Cerezo, el presidente impasible. Se dice que el Madrid va a levantarle a Theo. No lo cree y garantiza la comida del derbi entre directivas. También paga el Atlético.