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Comparecencia de Rajoy

Otra vez

La Razón La Razón

La política española necesita imaginación. Volver a llevar a Rajoy al Congreso ¿para qué? paraguayo, para que «la vuelta al cole» deje una sensación de que repetimos curso. Vuelta la burra al trigo desde aquel primero de agosto de hace cuatro años en el Senado. El relato no se ha ampliado. Entonces se llegó a ese punto máximo de «me equivoqué en mantener la confianza en Bárcenas». Con esa declaración el Presidente dio por borrados los SMS. Perdida la mayoría absoluta pero todavía en el poder, la oposición se ha empeñado en hacer de las comparecencias por corrupción un elemento cíclico de la vida parlamentaria. Después de declarar como testigo en la Audiencia, sus señorías juzgaron que fiscales y acusación no eran suficiente y tenía que pasarse por el Congreso para eso de las «responsabilidades políticas». Lo bueno es que para la política no hay que esperar sentencias, toda la oposición le considera culpable. El único matiz está en el grado. Los hay que acusan a Rajoy de acabar con la civilización occidental, hay cierto revisionismo con los dinosaurios, otros simplemente denuncian las correrías madrileñas y mediterráneas de la banda de «Gürtel» y otras bandas, mientras se hacen su hueco. Ayer entró como Presidente y salió como Presidente y a «calzón quitao» dijo eso de si no me queréis me presentáis una moción de censura. Contra Rajoy se vive muy bien. La realidad es que algunos grupos se empeñan en alicatar su Presidencia para que no aparezcan humedades y para que siga aunque digan que quieren que se vaya. Lo que va de las declaraciones a los hechos concretos. La política barbilampiña se pasa el rato en despachos y meriendas ideando cómo desalojar a Rajoy, pero con la calcificación adquirida es como querer asaltar el castillo meando en el tapia. Al final es contraproducente, porque incluso se eleva el caudal del foso. Ahí están los de Podemos y ERC de cena a escondidas y con furgoneta tintada llegando a casa Roures para colarse por una puerta de yedra y entrar en «nunca jamás». Allí hablaron de otra moción. Más creativa es la propuesta de Ciudadanos con la ley de limitación de mandatos. Es la asunción de una impotencia y la seguridad de que los partidos no saben regular su propio tránsito intestinal. Libertad para todos menos para las formaciones políticas, bueno. Y Sánchez que ha dicho a los suyos que no quiere atajos, que cuando toque. Así que después de otra sesión para que sus señorías se desnuquen mirando al móvil hasta que salga su artista, la vida sigue y Rajoy ha vuelto a pedir los papeles de Cataluña.