Cataluña

Jueces y metafísicos

La Razón
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La dirección del PSOE, después de las últimas elecciones municipales, decidió dar el apoyo a Podemos para que gobernase el Ayuntamiento de Madrid. Lo hizo sin contraprestación alguna, es decir, no solo no impuso ninguna condición de gobernabilidad, sino que renunció a exigir el apoyo podemita en otros territorios.

En realidad, las razones eran más internas que de otra índole. Una vez cedido el gobierno de la capital a Podemos y sin haberse cristalizado acuerdos de gobierno autonómicos en varias comunidades en las que la opción era socialista, la consecuencia se tradujo en una mayor debilidad de los candidatos regionales del PSOE en la negociación de los gobiernos.

Por otra parte, fue una reacción rápida contra el trapito rojo que agitó la Sra. Aguirre. En una propuesta sibilina y malintencionada, la ex presidenta del Partido Popular en la Comunidad de Madrid propuso dar su apoyo al Sr. Carmona, en ese momento líder del grupo municipal socialista, para que este ostentase la alcaldía.

Aunque el candidato socialista se zafó inmediatamente del abrazo envenenado, descartando cualquier posibilidad en ese sentido, la dirección socialista encontró una razón más para apoyar un gobierno podemita sin condición alguna: había que hacerlo así, no fuera que alguno tuviese tentaciones de coger el bastón de mando.

Como todo el mundo sabía que la probabilidad de que algo así ocurriese era cero, no han faltado malintencionados que explican que generar dudas encajaba mejor con la operación global, es decir, nutría los argumentos para mostrar falta de confianza en el portavoz socialista y, además, los barones socialistas tendrían peores opciones.

Sea como fuere, el caso es que a día de hoy, después de lo ocurrido en el ayuntamiento de Barcelona, la posición de los socialistas madrileños en el ayuntamiento de Madrid es delicada.

La Sra. Colau, uno de los principales bastones de apoyo del Sr. Iglesias, ha roto el acuerdo de gobierno que mantenía con el PSC, tomando como argumento el apoyo a la aplicación del art.155 de la Constitución. Se arriman peligrosamente a los independentistas con el coste de desprenderse de la izquierda.

A Podemos no le importa debilitar el gobierno municipal de izquierdas en Barcelona porque les parece prioritaria la causa independentista. Sin embargo, en Madrid, atacan toda la gestión realizada por los gobiernos socialistas, eso sí, apelan a la responsabilidad del PSOE para que no gobierne la derecha.

Por ejemplo, llevan dos años achacando sus problemas de gasto a la modificación del art. 135 de la Constitución promovido por el presidente José Luis Rodríguez Zapatero y, se puede estar de acuerdo o no con dicha reforma constitucional, pero hay algo evidente, los problemas del gobierno municipal tienen otro origen.

La cuestión catalana marca un antes y un después también en la relación del PSOE con Podemos. Sus equilibrios de poder les han llevado a una manifiesta indecisión sobre su modelo de Estado y en la tensión interna entre nacionalismo e izquierda ha ganado enteros el nacionalismo.

La política suele ser injusta, y, a veces, cuando no puedes responder con una sola frase a un ataque y necesitas un argumentario completo, es sinónimo de tener la posición perdida. Algo así le sucede al grupo municipal socialista del Ayuntamiento de Madrid cuando les acusan de “tonto útil”, duele por injusto, pero es un ataque efectivo.

Por ello, el PSOE debe replantearse su relación con Podemos. La Sra. Carmena es un parapeto para que los socialistas se sientan más obligados, no es de Podemos, pero nadie debe olvidar que votarla a ella es hacerlo a ellos. Al final va llevar razón la cuarta planta de Ferraz y frente a una juez, un metafísico.