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Lluís Fernández

El artista de la ansiedad

La Razón La Razón

Hay libros que cambian la percepción de las cosas y a sus lectores. Algunos son tan esenciales que siguen deslumbrando cincuenta años después de escritos, como la larga y esclarecedora entrevista que François Truffaut mantuvo con el mago del suspense Alfred Hitchcock en 1962, «El cine según Hitchcock». Un estudio esencial para entender a una de las figura capitales del cine. El título tiene resonancias del Nuevo Testamento que funda una forma nueva de mirar el cine y ensalza a Hitchcock como «autor», un artista creador a la altura de un demiurgo. El narcisismo de Hitchcock se vio colmado al comprender la repercusión intelectual que tendría para su carrera ser entrevistado por François Truffaut, afamado director de la Nouvelle Vague, crítico de «Cahiers du Cinéma» y uno de los responsables de la teoría del «cine de autor». Aunque el libro se editó en 1967, numerosos franceses y anglosajones como Peter Bogdanovich, Robin Wood, Michel Ciment, Chabrol y Rhomer habían comenzado a publicar ensayos y entrevistas en profundidad con directores del cine de Hollywood considerados hasta entonces como artesanos, elevando a Howard Hawks, Lubitsch y Welles a la categoría de maestros indiscutibles y autores con «mundo propio». En estas cincuenta horas de entrevista de Truffaut, que rezuman un conocimiento enciclopédico de la obra de Hitchcock, sobresalen el «Mac Guffin» como pretexto y la creación del suspense, que, para Truffaut, según Hitchcock, es «la dramatización del material narrativo del filme mediante la presentación más intensa posible de las situaciones dramáticas». Por su forma de «comprimir o dilatar el tiempo» y su conocimiento del alma humana, Truffaut califica a Hitchcock como «un artista de la ansiedad», cuyo material fílmico proviene de «la angustia, el sexo y la muerte». Hitchcock, siempre más prosaico, explica que el primer trabajo del director es «crear la emoción y el segundo, preservarla». Base esencial para lograr el suspense: «El medio más poderoso de mantener la atención del espectador, que le incita a preguntar: ¿Y ahora qué sucede?». «El cine según Hitchcock» convirtió al inglés en un autor clásico y a Truffaut en el hermeneuta de su cine.