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Balón de Oro

División de opiniones

La siempre discutida credibilidad y fidelidad de José Mourinho al club, y sus supuestos ideales, están más que en entredicho. El entrenador comenzó por crear cisma dentro del vestuario al mostrar sus preferencias por el grupo que representa Jorge Mendes. A ello sumó su pretendido odio de los madridistas a los barcelonistas, similar al que juró Aníbal a los romanos. Esta segunda cuestión, que llevó a partidos jugados con toda clase de violencias físicas y verbales, comenzó a aplacarse cuando los propios futbolistas decidieron que debían estar por encima de los mensajes del portugués. Las conversaciones entre Casillas y Xavi fueron objeto de castigo para el portero. La tensión tuvo que suavizarla Del Bosque dentro de la Selección. Afortunadamente, entre los futbolistas españoles creció la comprensión y ya no hay otras discrepancias.

Las tensiones fueron programa de Mourinho. Ganar la Liga pasada le concedió complacencia, aunque con reparos. El público madridista, de buen paladar futbolístico, acabó aceptando el juego de su equipo por la conquista de la Liga. Este año no ha cambiado el espectáculo que protagoniza y se ha incrementado el cupo de derrotas. En España y Europa.

Contra el Alcoyano, el entrenador lanzó un brindis al sol con la participación de cuatro jugadores de la cantera. Fue insuficiente. El público se dividió y el entrenador parece que tiene su mayor defensa entre los radicales. En el Bernabéu se ha producido lo que los viejos cronistas taurinos sentenciaban: división de opiniones. En ésas estamos.

Posdata. El Atlético amenaza con condenar a Mourinho.