Sin Perdón
La campaña de las mentiras del sanchismo
«A estas alturas, soy generoso calificando su campaña de errática porque nadie es capaz de entenderla»
Los principales asesores del candidato socialista son dos periodistas, pero sobre todo empresarios, que son conocidos como los visitadores de La Moncloa. Nunca aciertan, pero se han rodeado de un aura sorprendente que no se corresponde ni con la realidad ni con sus conocimientos sobre campañas electorales. La mejor constatación de ello es la errática campaña socialista. Uno de los mayores misterios de la España Contemporánea es conocer qué hizo Sánchez durante los cuatro días que dedicó a preparar el debate decisivo en Atresmedia. A cualquier opositor que me pide consejo siempre le recomiendo que se busque un buen preparador. A esto hay que añadir el esfuerzo y la concentración, pero sin lo primero es casi imposible superar el reto. El candidato no valora esos conceptos de mérito y capacidad, algo que se puede constatar, también, con una gran parte de los nombramientos que ha realizado desde que ganó la moción de censura. No voy a citar las personas cualificadas, leales y eficaces para no perjudicarlos, porque el caprichoso dedo del César puede condenarlos al ostracismo. Los dos visitadores que controlan el diario gubernamental y TelePSOE le condujeron al desastre, aunque señalan en privado que fue culpa del candidato porque no mostró el temple y la capacidad de reacción que esperaban.
A estas alturas, soy generoso calificando su campaña de errática porque nadie es capaz de entenderla. Ha pasado del colega de los periodistas que acepta cualquier entrevista y que reclama los debates que en su día rechazó a convertirse en un mitinero desaforado. Sus volantazos le han llevado a plantar a su amiga Úrsula para dar un mitin electoral en San Sebastián. Ahora le importa un pepino, cosa que no me sorprende, la presidencia de la UE. Es un juguete que no le ha dado el resultado que esperaba. Lo más duro ha sido que le acusaran de mentiroso desde que Alsina le hiciera una pregunta que fue un torpedo en la línea de flotación de su candidatura. Y la estocada final fue su humillante derrota ante Feijóo. Lo tiene mal, a pesar del coro de periodistas amigos atacando al líder del PP.
Francisco Marhuendaes catedrático de Derecho Público e Historia de las Instituciones (UNIE)
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