Crisis económica
La catástrofe de la recesión
«No hay que preocuparse, el Gobierno asegura que la economía va bien»
La UE, además de Ucrania, como es evidente, es la más perjudicada por el conflicto bélico. La recesión está a la vuelta de la esquina. En cambio, la economía estadounidense marcha viento en popa y sus industrias armamentísticas y petroleras se están forrando. La transferencia de renta desde Europa es enorme. Y estamos ayudando, además, a financiar el conflicto bélico. No podemos ser más panolis. El campo de batalla se ha convertido en un terreno perfecto para comprobar la eficacia del material bélico, algo que es fundamental para mejorarlo, así como para venderlo a terceros países. Los estadounidenses han demostrado, una vez más, que son los más listos. Por otra parte, debilitan a su enemigo ruso y no participan directamente sus tropas, algo que sería impopular en clave interna y peligroso por la escalada que podría provocar. Los europeos afrontamos ahora la recesión, aunque parece que vivamos en los felices Años Veinte previos a la Crisis del 29. No hay que ser alarmistas y espero equivocarme, pero me pregunto cómo haremos frente a este brutal endeudamiento y cómo lo harán las familias a la subida de tipos de las hipotecas. Es una de las inquietantes consecuencias de enfriar la economía para reducir la inflación.
Es bueno tener en cuenta que los que toman esta arriesgada decisión no sufren la crisis. Los sueldos de los miembros del BCE no se ven afectados por esas insignificancias, porque son muy elevados. La vida se ve distinta cuando se cobra más, mucho más, de trescientos mil euros al año. Lo mismo sucede con los altos funcionarios de la UE o los políticos de turno. No hay que preocuparse por los emolumentos de los directivos de las grandes empresas que reciben más de un millón. El problema es, siempre, para los trabajadores. La presidenta del BCE, Christine Lagarde, puede experimentar y si se equivoca no pasa nada. Lleva años cobrando sueldos millonarios y se jubilará con una fabulosa pensión. Lo mismo sucede con sus compañeros del consejo. Forman parte de esa elite privilegiada que vive disociada de la realidad. En poco tiempo hemos pasado del dinero gratis a situarlo a un tipo del 2%. Las empresas y las familias se verán muy perjudicadas. No hay que preocuparse, el Gobierno asegura que la economía va bien.
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