Partido Popular
Pelotas de Teodoro
¿Cuántos de los que hoy le dicen Pablo estás equivocado hasta la semana pasada le decían “Pablo, tienes razón”?
A Teodoro García Egea se le atribuyen todos los males de España. Cuentan que se se resistía a dejar su puesto: “No dimito porque no me sale de las pelotas”. Desde Colón, el huevo es una referencia insoslayable para entender este país. Más que una piel de toro, España es un huevo. El testículo o castizo cojón sirve para describir más o menos todo, lo fundamental y lo accesorio. El huevo como verdad, como fondo del asunto y como geometría moral, genial, sólida, caprichosa e inabarcable. Prueben a explicarle a un guiri que algo que importa un huevo importa mucho, pero que algo que importa tres cojones, muy poco. El castellano es un idioma que baila sobre la línea mágica en la que un cojón son más que tres.
Lo de Teodoro de hoy tiene mucho de lo del toro de la Vega. En los editoriales como panes aparece magullado, rozado y golpeado como un santo de Caravaggio. A Casado lo han abandonado los barones, los grupos parlamentarios, el comité de dirección, los camareros y los amigos. La política es una máquina de picar lealtades, pero es que en el hall de Genova han montado una réplica exacta de las escaleras del Foro de Roma.
Como en las cubiertas de los barcos de guerra, en las aceras que bajan hacia Colón han esparcido arena para que la gente no se resbale. Casado no llega a los Idus de Marzo. Casado -ayer era Pablo- ha cometido errores funestos, pero el linchamiento está dando grima. En todas las palizas hay uno que de pronto grita: “Dejadlo, dejadlo, que lo vais a matar”. Ese soy yo, ahora. Ando todo el día preguntándome cuántos de los que hoy le dicen Pablo estás equivocado hasta la semana pasada le decían “Pablo, tienes razón”.