Fue un 2001 y el resultado de esta creatividad fue muy eficaz: Audi vendió miles de coches y hasta un millón de españoles lucieron y siguen luciendo el muñequito de Elvis en el vehículo, fuera de la marca que fuera. Se trataba de un spot de televisión que pretendía mostrar la suavidad del nuevo cambio de marchas que Audi incorporaba en sus nuevos modelos.

El “anuncio” reflejaba la brusquedad del cambio de velocidades que tenía un antiguo Chevrolet en manos de un fan de Elvis, algo que no le importaba porque, con la vibración creada, el muñeco colocado en el cristal mediante una pequeña ventosa se contoneaba como lo hacía el auténtico al ritmo de la música del cassette del vehículo. Sin embargo, la fiabilidad del coche le llevó a hacer autostop y ser recogido por un Audi que equipaba cambio automático, con lo cual el muñeco no se movía como esperaba el fiel seguidor. El éxito fue espectacular y muchos clientes que adquirieron el Audi exigieron también el muñeco para lucir en sus flamantes automóviles.