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Transición energética Cellnex

Huelva albergará la mayor planta de biocombustibles del sur de Europa

Ponen la primera piedra de esta instalación que producirá 500.000 toneladas de combustible sostenible, creará más de 2.000 empleos y supone una inversión de 1.200 millones

Los biocombustibles 2G se desarrollan a partir de residuos agrícolas y aceites usados Dreamstime

Cepsa y Bio-Oils, compañía de biocombustibles de Apical, han puesto la primera piedra en Palos de la Frontera (Huelva) de la que será la mayor planta de biocombustibles de segunda generación del sur de Europa. Creados a partir de desechos agrícolas o aceites usados de cocina, la relevancia de los biocomustibles 2G radica en que son una solución inmediata para descarbonizar el transporte, sin necesidad de cambiar los motores actuales, que actualmente suponen el 15% de las emisiones globales de CO2.

Además, se trata de una tecnología estratégica para alcanzar la transición energética que plantea Europa, ya que puede llegar a reducir hasta en un 90% las emisiones respecto a los combustibles tradicionales. Para muestra, la construcción de esta megainstalación, que permitirá duplicar la actual capacidad de producción de biocombustibles de segunda generación a Cepsa y Bio-Oils, hasta alcanzar un millón de toneladas.

Al año, la nueva planta producirá de manera flexible 500.000 toneladas de combustible sostenible de aviación (SAF) y diésel renovable (HVO). Ubicada junto al Parque Energético La Rábida, el complejo comenzará a producir en 2026. Durante su construcción y operación, está previsto que genere más de 2.000 empleos, directos e indirectos. Un desarrollo de magnitud, que supone una inversión de 1.200 millones de euros.

Todos estos datos se han conocido en un acto que ha contado con la participación de Juan Manuel Moreno Bonilla, presidente de la Junta de Andalucía; Teresa Ribera, vicepresidenta tercera y ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico; Maarten Wetselaar, CEO de Cepsa; Anderson Tanoto, director de RGE –grupo de empresas manufactureras basadas en recursos naturales, entre ellas Apical y Bio-Oils–; y Pratheepan Karunagaran, director de Apical.

Además de SAF y HVO, la instalación también producirá biogás, la materia prima del hidrógeno verde, con el que podrán descarbonizarse industrias cercanas. Adicionalmente, a partir del tratamiento del biogás se captura CO2 biogénico, indispensable para producir metanol verde con el que descarbonizar el transporte por mar. Por todo ello, la planta se convierte en una pieza clave en el ecosistema del Valle Andaluz del Hidrógeno Verde. Su construcción, indican los encargados de esta, habilitará el desarrollo de otros proyectos clave para el reposicionamiento de España y Andalucía en el panorama energético a nivel internacional.

«Andalucía está lista para convertirse en la gran productora y distribuidora de energías limpias de Europa», celebró Moreno Bonilla, y añadió que «esta futura planta de biocombustibles de Cepsa es un claro y valioso ejemplo. Un proyecto incluido en nuestra Unidad Aceleradora de Proyectos, lo que ha permitido tramitarlo en seis meses, menos de la mitad de lo que normalmente hubiese tardado».

Impacto ambiental mínimo

La construcción, aseguran los promotores, tendrá un mínimo impacto ambiental. Consumirá hidrógeno renovable, electricidad 100% renovable y utilizará diferentes sistemas de recuperación de calor y eficiencia energética, por lo que emitirá un 75% menos de CO2 que una planta de biocombustibles tradicional. En el medio plazo, está diseñada para lograr las cero emisiones netas. Asimismo, no consumirá agua dulce, sino que solo utilizará aguas recuperadas e incorporará una potente planta de tratamiento.

«Empezamos a materializar el primer gran hito de la estrategia Positive Motion [de Cepsa para 2030] con la construcción de nuestra nueva planta de biocombustibles de segunda generación. Este proyecto estratégico para España y Andalucía nos permitirá ser un referente europeo en el campo de las moléculas verdes y facilitará la descarbonización inmediata de sectores no electrificables, como el transporte aéreo. Damos comienzo así a un proceso que generará empleo de calidad para esta región y que permitirá abrir una nueva etapa de reindustrialización», recordó Wetselaar, CEO de Cepsa, durante el acto.

El objetivo de Cepsa, a través de su hoja de ruta, parece claro: acelerar la descarbonización y la de sus clientes apoyándose en la producción de moléculas verdes, principalmente hidrógeno renovable (y sus derivados) y biocombustibles 2G, para convertirse en un referente de la transición energética. Con este complejo, Cepsa se acerca también a su objetivo de liderar la producción de 2G no solo en España, sino también en Portugal. Según sus documentos, la compañía aspira a contar en esta década con una capacidad de producción anual de 2,5 millones de toneladas de biocombustibles, de las que 800.000 toneladas serán de SAF, una cantidad suficiente como para sobrevolar 2.000 veces el planeta.