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Salud
Guillermo Giner: «Vamos a aunar el corazón de todos los músicos de España ante la DANA»
Entrevistamos al hombre detrás de la mayor subasta de guitarras solidarias donadas por intérpretes como Antonio Orozco y Estopa con el objetivo de ayudar a las poblaciones más dañadas por la catástrofe
Su cantante favorito acaba de anunciar que donará su guitarra firmada para ayudar a paliar los daños provocados por la DANA. Lo que quizá no sepa es que Guillermo Giner (Valencia, 1972) es la persona que lo ha hecho posible. El presidente y creador de la fundación valenciana Músicos por la Salud, en colaboración con el periodista de Los40 Tony Aguilar, ha logrado organizar la mayor subasta solidaria de guitarras [en el momento en que se escriben estas líneas, son casi 40] cuya recaudación irá destinada a los ayuntamientos de las localidades más afectadas por la devastación, para que puedan adquirir productos de primera necesidad.
Porque hace ya casi una década, Guillermo fue testigo directo del valor terapéutico de la música. Entonces era informático y trabajaba en remoto desde el Hospital La Fe, donde cuidó de su madre en el momento más difícil del cáncer de colon que se la acabó llevando. Ver el efecto que las melodías tuvieron en su estado de ánimo le removió por dentro y decidió crear Músicos por la Salud, en julio de 2015. Hoy, este proyecto de humanización está presente en 65 hospitales y unos 360 centros sociosanitarios de toda España, donde realizan microconciertos para los pacientes o los residentes.
—¿Cómo se encuentra la fundación en este momento?
—«Músicos por la Salud» nace y tiene sede en Valencia, donde ahora mismo nos encontramos en una situación catastrófica que se ha llevado la vida de más de 200 personas. En nuestra propia fundación hemos tenido a tres personas afectadas, que no podían salir de sus casas. Hasta ayer, les teníamos que subir agua y medicamentos con cuerdas por el balcón, porque las salidas estaban bloqueadas por los coches apilados. Hemos visitado los centros de mayores con los que colaboramos, y el agua ha barrido la planta baja. Es horrible. Parece el escenario de una película bélica. Ante esto, nos preguntamos qué podíamos hacer. Ya hay ONGs que tienen millones de personas socias que pueden donar dinero, así que pensamos: vamos a aunar los corazones de los músicos de España ante la DANA, e iniciamos una campaña para movilizar al colectivo musical. Se llama «Guitarras Solidarias».
—¿En qué consiste?
—Por un lado, hemos abierto una vía de donación económica directa de particulares y empresas a través de una cuenta bancaria. Por otro, hemos puesto en marcha una donación de guitarras firmadas por músicos famosos para subasta.
—¿Cuántos apoyos han sumado?
—Se nos ocurrió la idea el viernes y el sábado ya teníamos 10 guitarras de artistas de prestigio. En este momento, hemos logrado el apoyo de Antonio Orozco, Ruth Lorenzo, Estopa, Dani Fernández, Beret, Hombres G, Pepe de Arde Bogotá... son casi 40 artistas de prestigio, y seguimos sumando.
—¿Cuándo será la subasta?
—Nos hemos puesto en contacto con varias casas de subastas y, en cuanto tengamos una plataforma, lanzaremos la fecha a través de www.musicosporlasalud.org/guitarrassolidarias.
—¿Cómo inicia su andadura Músicos por la Salud?
—Nadie se pega un golpe en la cabeza un día y decide que va a hacer una fundación. Generalmente, al indagar un poco, siempre encuentras una historia personal detrás. En mi caso, fueron los 11 meses que pasé cuidando de mi madre. En algún punto, el hospital se convirtió en mi hogar. Me levantaba a las 8 de la mañana y me iba a las 8 de la tarde. Pero hiciera lo que hiciera, veía a mi madre apagada... Ella no era así. Un día le pregunté si quería escuchar música (ella era una persona que iba todas las semanas al Palau), y fue como encender una bombilla. La música iluminó su ánimo. Eso me inspiró a poner música a otras pacientes y... funcionó. El efecto era igual de positivo. Así nació la fundación. Queremos humanizar la experiencia en hospitales y centros sociosanitarios con música en directo, tocada por profesionales. Ya hemos formado a más de 2.000 en nuestra metodología.
—¿Cómo han evolucionado?
—Al principio llevábamos a personas de conservatorio y, ¿sabes qué? Los pacientes se dormían. Pronto nos dimos cuenta de que, para conectar con el paciente y hacerle volar para que nada les duela por un momento, la música tiene que ser emocionalmente significativa. A mí madre madre le podía gustar la ópera, mientras a otra señora le gustaba Sabina o Lola Flores. Por eso, nuestros músicos interpretan canciones previamente elegidas por los pacientes o residentes. Antes de llegar, pegamos en la puerta el cartel de «Encarga tu canción». Con los años, hemos diseñado nuestra propia metodología basada en microconciertos. Los damos en hemodiálisis, en salas de quimioterapia, en la planta de psiquiatría... Si son dentro de las habitaciones, mejor. La música debe llegar a donde las personas están sufriendo.
—¿En qué consiste el método?
—En las sesiones, repartimos instrumentos de percusión para que puedan participar activamente. Porque la música es medicina para el alma, pero hemos visto que si además, participas, el efecto es mayor. Si cantas, es mayor. Si sonríes, es mayor. Si lo haces en colectivo, es mayor. Por otro lado, siempre seguimos una regla: el músico nunca se sienta; se mueve para generar un ambiente de conexión con cada paciente, como si solo tocara para él o ella. Esa interacción es esencial para lograr los beneficios que buscamos.
—¿Cuáles son?
—Esperanza, compañía. El ambiente no es el mismo al entrar que al salir de una sala. La música tiene una especie de efecto analgésico. Ayer nos dieron los resultados de uno de los estudios científicos que llevamos acabo: en pacientes de UCI logramos una reducción del gasto de entre 3.000-5.000€ por paciente al reducir el tiempo de estancia en la unidad. Al final de las sesiones, las personas pueden firmar en nuestro libro de visitas. Yo me quedo con una frase que leí una vez, y que decía: «Qué buenos malos momentos nos hacéis pasar...» y es cierto. Aportamos buenos momentos en el peor momento de la vida de una persona. A lo largo de estos años, hemos tocado el corazón de más de 500.000 personas y somos la entidad con mayor número de microconciertos en el mundo, con más de 40.000.
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