Desfile con sello Yllana

Madrid se reencuentra hoy con su carnaval: gaitas, gigantes, cabezudos y una sardina-dragón

Del desfile que partirá este sábado desde Madrid Río a las sardinas de chocolate del Miércoles de Ceniza, la fiesta en Madrid tiene su historia

Aquello de «al mal tiempo, buena cara» parece que es algo que, por mucho que cambien las vicisitudes por las que atravesamos, no se nos olvida. Y el carnaval, con sus tradiciones, no deja de tener impresa esa capacidad del ser humano de ironizar sobre su desdicha. La historia de la Alegre Cofradía del Entierro de la Sardina es muestra de ello. «En 2023 cumplimos 254 años», señala a este periódico el cofrade Jesús Hidalgo, subrayando que esta puede ser una de las tradiciones más antiguas de Madrid. «El origen data de la época de Carlos III. Hubo una hambruna en la villa y, para paliarla, se encargó un cargamento de sardinas que venían de Santander, y se comunicó que iban a repartirse en la ribera del Manzanares», explica. «Para recibir el cargamento, los madrileños se reunieron en el lugar e hicieron lo que sería una romería actual», apunta.

Aunque las versiones oficiales afirman que el cargamento no estaba compuesto de sardinas sino de cerdos, lo que está claro es que la mala suerte entró en juego, y aquellos alimentos que tenían que sacar a Madrid de la hambruna llegaron en mal estado: «Algunos los quemaron, otros los enterraron, pero lo que es seguro es que al pueblo de Madrid le gustó lo de juntarse en la ribera del Manzanares». Nació, así, una tradición que se ha mantenido viva incluso en épocas en las que los carnavales han estado prohibidos. A día de hoy, formada por unos 90 cofrades, la Alegre Cofradía pondrá, como cada Miércoles de Ceniza, el broche a los carnavales de la ciudad, que comienzan hoy.

«Por un lado buscamos recuperar una tradición», explica Hidalgo, ya que «aunque lo nuestro sea un sepelio, lo que intentamos es alegrar a los madrileños». De hecho, durante el recorrido se reparten más de 5.000 sardinas. Eso sí, esta vez de chocolate. «Este año vamos a llevar un grupo de gaiteros, una sardina articulada tipo dragón chino, y nos acompañarán los gigantes y cabezudos que, tras tres años de restauración, este año salen en Madrid con motivo de los carnavales». Pero antes de que llegue el entierro de la sardina el pistoletazo de salida al carnaval lo dará la compañía de teatro madrileña Yllana, la cual, tal como señala la delegada del Área de Cultura, Turismo y Deporte del Ayuntamiento de Madrid, Andrea Levy, ha organizado un desfile que «inicia un carnaval que estará lleno de actuaciones abiertas a todos y de las que queremos que todos los ciudadanos sean partícipes». En este sentido, Juan Ramos, director artístico del desfile y miembro fundador de Yllana, señala que la preparación del pasacalle ha sido «una alegría y un reto, porque todos nuestros espectáculos, toda nuestra forma de entender el humor lo hemos llevado al resto del mundo, y ahora se lo vamos a poder ofrecer a la ciudad en la que nacimos». Por eso, han ideado un espectáculo que refleja lo que es Madrid para Yllana.

«Al diseñarlo pensamos que era importante que tuviese un contenido, una historia. Que no fuera solamente un recorrido, diversión y música». Subraya que, aunque todo esto no va a faltar, han buscado enfatizar «ese contenido histórico donde cada elemento tiene un significado». En primer lugar, han querido resaltar la faceta mitológica de Madrid. «Es una de las grandes capitales mitológicas del mundo, y es algo que sorprende mucho a los propios madrileños», explica. «De ahí la representatividad de Neptuno en el cartel del carnaval, por ejemplo», añade. Por otro lado, en el desfile de este sábado se va a destacar también el Madrid de los Austrias, «porque este finaliza con una de las épocas culturales más importantes de la historia de la humanidad, que es el Siglo de Oro». Y, por último, no podía faltar la movida madrileña, la cual, tal como señala Ramos, «marcó una forma de entender el arte y ayudó a muchos artistas a salir adelante, además, por supuesto, de crear esa nueva forma de entender la calle tan propia de Madrid». Esos tres elementos unifican lo que es ese paseo y lo que es Madrid con respecto a otras culturas. «Somos una casa abierta en la que todo el mundo tiene cabida», asegura. «Por eso en el desfile participan muchísimas asociaciones que vienen de fuera y que nos van a mostrar su cultura, sus raíces, sus vestimentas, que es muy diferente a lo que estamos habituados a ver», explica. «A veces pasa un poco desapercibido para la gente la cantidad de manifestaciones culturales que hay en Madrid, por eso el desfile culminará con un encuentro en una explanada en la que vamos a tener la oportunidad de conocerlas, ponerles cara, que nos cuenten un poco lo que significan los carnavales para ellos y qué es lo que se hace en su país». Se unirán, así, tradiciones venidas de Argentina, Chile, Colombia... «Tenemos la diablada de Bolivia, que es uno de los bailes más premiados del carnaval en Iberoamérica», apunta Ramos. «Queremos unir ese Madrid de barrio, que ha disfrutado siempre muchísimo los carnavales, a estas culturas, porque nunca hay que perder el valor cultural de las tradiciones. El hecho en sí mismo de la fiesta está muy bien, pero lo realmente importante es comprender hasta qué punto nos influye la cultura». Y es que, en una época de incertidumbre, tal vez la tradición del carnaval sea, precisamente, que nos reconozcamos como humanos: con los mismos miedos y la misma capacidad de salir adelante.