Librerías de Madrid
De librería a espacio cultural: la nueva vida de Balqís en el barrio de Arganzuela
Fue durante 13 años la librería de Casa Árabe, pero ha tenido que mudarse por no poder asumir un pliego «imposible». Ahora, su dueña, Beatriz Martín Ballesteros, quiere convertir este local especializado en Oriente Medio y África en un sitio de exposiciones, presentaciones o clubs de lectura
Hay un pedacito de Yemen en el barrio de Arganzuela. Y hasta aquí lo ha traído Beatriz Martín Ballesteros, que lleva dentro a este país ubicado al sur de la península arábiga. Martín siempre se refiere a «su Yemen», aunque el Yemen que conoció, cuando se fue a vivir en el año 2007 para aprender árabe, no tiene nada que ver con el Yemen actual, inmerso en una guerra y una catástrofe humanitaria desde 2014. Por eso el nombre de su proyecto de vida también es «un guiño» al país. La librería Balqís, que era el nombre de la reina de Saba, acaba de mudarse: llevaba 15 años –de los cuales 13 con Martín como propietaria– siendo la librería de Casa Árabe, pero unas condiciones «excesivas» del nuevo pliego han hecho imposible que volviera a asumirlo. Martín ha conseguido ser la mejor librería especializada en Oriente Medio de España. Sin embargo, lo que fue «una faena», ahora lo agradece: ha encontrado un local más amplio y además de librería va a construir un «espacio cultural», con sala de exposiciones, club de lectura, presentaciones.... «Quiero ser la librería de referencia de este maravilloso barrio», dice Martín con una sonrisa.
El lunes 21 de octubre, sobre las 12:40 de la mañana, dos señoras se paran frente al escaparate de la Librería Balqís. Todavía cuelga un cartel de la puerta: «Próxima apertura». El sol ilumina algunas de las obras de los nuevos escritores que llegarán al barrio: son, entre otros, Amin Maalouf, Sahar Delijani o Leila Slimani. «¿Qué será?», dice una de ellas, mientras se acerca al vidrio para fijarse mejor.
Martín estudió Filología Árabe y, después de su estancia en Yemen por un año, se le presentó la posibilidad de entrar a trabajar en la librería de Casa Árabe. Estuvo durante dos años como empleada, hasta que la propietaria se fue –porque pensaba «que no era rentable»–, y Martín adquirió la librería, le puso su nombre y se mantuvo durante 13 años, hasta este agosto. «He llegado a convertirme en la mejor librería especializada en Oriente Medio de España, no de Madrid solo», dice. Por ello, su especialidad va a seguir presente: es algo que está en su identidad.
De hecho, Martín considera que «ahora es más necesario que nunca». Se refiere a la guerra en Gaza. «Por eso me daba tanta rabia cerrar. Con cómo está el mundo, cerrar la mejor librería especializada justo en Oriente…Justo ahora está librería no puede desaparecer», cuenta Martín.
Los vecinos se asomarán ahora a otras formas de ver la historia. «Van a ver otra literatura, que también es lo que me hace mucha ilusión: enseñarles lo mío a las gentes del barrio, que vean que este trocito del planeta también escribe y escribe muy bien», dice. Y reflexiona: «Es otra manera de escribir y de estar en el mundo. Estamos acostumbrados a la literatura anglosajona y a la que tiene que ver con nuestra posición en el mundo. El mundo árabe no es solo lo que tú ves en las noticias. Es nuestra historia, porque también se nos olvida, pero también forma parte de nuestra historia».
Por ello, ha querido ir un pasito adelante y ha «salido de su zona de confort» para incluir una estantería dedicada a literatura africana. «Porque siempre nos quedamos un poco a medias, ¿no? En África, nos quedamos en el norte de África, la parte árabe», dice Martín, que reconoce que antes tenía algunos volúmenes en su librería pero no un espacio concreto. En esa estantería hoy descansan libros como el reciente de Dipo Faloyin, «África no es un país» (Capitán Swing, 2024), o clásicos como «Todo se desmorona», del escritor nigeriano Chinua Achebe, además de textos de Chimamanda Ngozie Adichie o el keniata Ngũgĩ wa Thiong'o.
Sin embargo, esa especialidad va a ser compartida con su objetivo principal: ser la librera del barrio. «Ellos me puedan pedir lo que a ellos les gusta. Yo quiero estar a su disposición. Estoy en la plataforma «Todostuslibros», y la gente me puede pedir todo lo que quiera, no solo de mi especialidad. Si alguien quiere el último Planeta, se lo conseguiré», dice Martín ante la atenta mirada de su perrita, Phoebe, que se llama así por el personaje de la serie «Friends» y que llegó a su vida cuando todavía no era oficial pero ya sabía que le habían ofrecido hacerse cargo de la librería de Casa Árabe.
Además, esta situación ha sido una oportunidad. «Al final he salido ganando, porque ahora además de librería va a ser un centro cultural. Un espacio cultural. No solo librería: club de lectura, presentaciones, talleres... Todo aquí. Y, sobre todo, exposiciones». El local cuenta con una sala que se va a dedicar a estas: las va a llevar otra persona, Martín cede el espacio, y cada dos meses cambiarán. La primera se inaugura el próximo 8 de noviembre y se titula «Hazara», que es un compendio de fotografías realizadas con sus teléfonos móviles por dos jóvenes estudiantes afganas.
Lo fácil, expresa Martín, habría sido buscar trabajo en otra librería. Pero ha sido «valiente», como cuenta que le dice todo el mundo. «Lo peor que me puede pasar es que me salga mal, y que la hucha que he roto, pues la pierda y tenga que volver a empezar de cero. Eso es lo peor. Pero hay gente que lo pierde todo. O pierde la vida, pierde la familia, pierde la casa», dice Martín, conocedora de tantas tragedias por el bagaje que carga de lecturas –a veces bromea con que su librería es la «librería del drama».
—Es de valientes abrir librerías. Si sale mal, el camino lo voy a disfrutar. Pero… ¿y si sale bien?
El por qué de la mudanza de Casa Árabe
En mayo le avisó la nueva dirección –que dirige Irene Lozano– de que este año acababa el contrato. Ella lo sabía, ya que otras veces pasó lo mismo y tuvo que presentarse al concurso, el cual siempre ganaba porque nadie se presentaba. «Pero ahora me contaron su idea de librería, que era dispar a la que venía siendo mi librería. Querían que fuera como las tiendas librería que hay en los museos. Que todo el mundo pasara por delante. Y pusieron un horario imposible», dice Martín. Además, «por lo menos un 20% de lo que hubiera tenían que ser merchandising de Casa Árabe. Y yo soy librera». Dice Martín: «el concurso es público y estaba plagado de condiciones abusivas. Y he decidido no presentarme. Era un pliego anti-Balquís».
«¿Solución? Nadie se ha presentado…Ahora hay otra librería. Que no tiene nada que ver con el mundo árabe. Y lo que llama la atención es que una institución pública no quiera lo mejor para sí misma. como referente cultural», dice Martín en referencia a que ella está especializada en Oriente y en el mundo árabe. Además, Martín lamenta que «una vez nadie se presentó», nadie «descolgara el teléfono y la llamara». Y zanja: «Casa Árabe no ha querido a Balqís».
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