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Cultura

Pasaporte para visitar los museos subterráneos de Metro de Madrid

Los turistas podrán recorrer ocho grandes joyas artísticas del suburbano madrileño y después obtener una “sorpresa”

Viaje por la historia Antonio Cruz

Recorrer Madrid en metro puede convertirse en toda una experiencia cultural que, además, puede tener su recompensa. Y es que la Comunidad de Madrid ha lanzado el nuevo Pasaporte de los Museos de Metro con el que incentivará las visitas de madrileños y turistas a los centros culturales del suburbano como parte de la oferta turística y cultural de Madrid.

Así, Metro de Madrid propone al viajero una ruta cultural por las ocho principales joyas museísticas con las que cuenta en sus casi 300 kilómetros de red y que forman parte de la historia de la capital de los últimos cien años. Cualquier usuario puede conseguir un pasaporte en la estación de Chamberí, en la Nave de Motores o en la exposición de trenes históricos de Chamartín, y a partir de entonces, visitar el resto de la oferta cultural de Metro: vestíbulo de Pacífico, Museo de la estación de Gran Vía, vestíbulo de Tirso de Molina, el Centro Paleontológico de Carpetana y el Museo de los Caños del Peral de la estación de Ópera.

Metro pondrá un sello en el pasaporte en cada una de las visitas realizadas y se podrá sellar directamente en los siguientes espacios: Nave de Motores, Chamberí y la exposición de trenes históricos de Chamartín.

Para el resto de espacios, el viajero deberá hacerse un autorretrato con el móvil donde se vea claramente que han visitado: el vestíbulo de Pacífico, el vestíbulo de Tirso de Molina, Museo de Gran Vía, yacimiento Paleontológico de Carpetana y museo de los Caños del Peral en Ópera.

Viaje a la historiaAntonio Cruz

Así, una vez completada toda la ruta cultural que se propone en el pasaporte, los usuarios podrán acudir con su documento sellado a las tiendas de Metro de Sol y Plaza de Castilla y allí obtendrán una «recompensa».

A la hora de hacer las visitas, los usuarios deben tener en cuenta que, en el caso de la estación de Chamberí, Nave de Motores, vestíbulo de Pacífico, museo de Caños del Peral y exposición de Trenes de Chamartín, es necesario reservar previamente la visita a través de la web museosmetromadrid.es, según ha informado la Comunidad de Madrid.

«Con esta iniciativa, se fomentarán las visitas a los espacios museísticos de Metro y permitirá a madrileños y turistas sumergirse en la historia y la cultura que ha impregnado el carácter de la capital durante los últimos cien años», añaden desde el suburbano.

Estación de Chamberí

Entre los espacios museísticos que forman parte de la iniciativa destaca la estación de Chamberí, una de las ocho estaciones que formaban parte del primer tramo de Metro inaugurado en 1919, entre Cuatro Caminos y Sol, que se conserva tal y como estaba justo antes de su cierre, en 1966.

Es como volver al Madrid de los años veinte. Uno de sus grandes atractivos, entre muchos otros, son los carteles publicitarios de los andenes originales de los años veinte.

La estación fue diseñada por el arquitecto Antonio Palacios y destaca por ser una obra funcional. A comienzos de los años sesenta Metro de Madrid quiso aumentar la longitud de los trenes y, ante la imposibilidad de alargar esta estación, decidió clausurarla hasta que en marzo de 2008 se reabrió como museo. El acceso es gratuito previa reserva en la web www.museosmetromadrid.es y es posible realizar una visita guiada.

Estación de Chamberí abandonadaMetro de Madrid

Nave de Motores

La Nave de Motores de Pacífico es otro de los grandes atractivos museísticos de Metro. Construida entre 1922 y 1923 con el objetivo de solventar posibles insuficiencias de suministro eléctrico y prestar un mejor servicio a una red de Metro que por aquel entonces estaba en plena expansión, alberga tres impresionantes motores diésel que generaban y transformaban la energía con la que funcionaban los trenes en aquellos años.

Nave de Motores del Metro de MadridMetro de Madrid

Vestíbulo de Tirso de Molina

En esta estación pueden contemplarse azulejos blancos biselados con frisos de cerámica de Toledo o un escudo de Madrid en cerámica vidriada con reflejos metálicos, un recurso muy utilizado por el arquitecto Antonio Palacios, que también fue quien diseñó la estación y se ocupó de la decoración. Se conserva tal cuan se encontraba en los años veinte. Con anterioridad el terreno albergó el convento de la Merced. Luego, cuando en 1834 fue abandonado y demolido el solar pasó a ser la Plaza del Progreso, el nombre que tomó la estación en 1921, cuando se inauguró la estación que formó parte de la primera ampliación del suburbano (tramo Sol-Atocha). Después se rebautizó como Tirso de Molina, porque el escritor vivió en el convento desaparecido. Una de las leyendas que circula es que tras las paredes de los andenes descansan los restos de algunos religiosos que habitaron el convento.

Trenes clásicos

La exposición de trenes clásicos de Chamartín, en la que se exhiben trenes antiguos restaurados desde la época de los inicios de Metro, es otro de los grandes tesoros de Metro. Allí se encuentra el modelo «Cuatro Caminos» que fue el que estaba en funcionamiento cuando se inauguró la red, en 1919, y durante setenta años. También hay trenes del llamado «modelo Salamanca», de estilo más sobrio, que comenzó a funcionar en 1943. También pueden encontrarse el modelo «Ventas», «Legazpi L5» y 1000. Además se pueden contemplar un centenar de elementos propios del suburbano.

Yacimiento en Carpetana

La estación de Carpetana es un museo de ciencias naturales bajo tierra. El museo se hizo para conocer uno de los yacimientos paleontológicos de la región más importantes descubierto con las obras de Metro de Madrid.

Se pueden ver numerosos ejemplos de la viga animal y vegetal del Madrid del Mioceno, es decir, entre 23 y 5 millones de años atrás. Hay mandíbulas de caballo primitivo, restos de mastodontes, rinocerontes, rumiantes, tortugas gigantes y carnívoros.

Vestíbulo de Pacífico

El antiguo vestíbulo de Pacífico, que conserva actualmente el mismo aspecto en el que se encontraba en el año 1923. Parece que se ha detenido el tiempo. Ha sido restaurada de acuerdo con la decoración original que pensó el arquitecto Antonio Palacios. La estación contaba con un único acceso en la calle del Pacífico, hoy Ciudad de Barcelona. En 1961 se hizo una ampliación de andenes de 60 a 90 metros y se incluyó la apertura de dos vestíbulos, lo que provocó el cierre del original. Posteriormente fue restaurado para abrirlo al público y formar parte del conjunto de museos suburbanos de Metro de Madrid.

Caños del Peral

Recrea la histórica fuente de los Caños del Peral (en Ópera). Pueden verse los sistemas de captación, almacenaje y distribución de agua de Madrid de hace siglos. Nos retrotrae al aspecto que podría traer la Plazuela de los Caños del Peral, hoy la Plaza de Isabel II. El sistema conoció sucesivas remodelaciones hasta que fue parcialmente destruido a principios del siglo XIX por la elevación de la plaza. Sus restos se han musealizado.

Gran Vía

El museo de la estación de Gran Vía expone los restos encontrados durante las obras de remodelación. La estación recupera elementos arquitectónicos del pasado, como la incorporación del mural de cerámica instalado en el vestíbulo y que representa el templete original de acceso diseñado por Antonio Palacios, una obra del artista Miguel Durán-Loriga, de 2,12 metros de alto y 6,48 metros de ancho con más de medio siglo de vida. En el interior se exhiben restos de la denominada Casa de Astrearena, construida a mediados del siglo XVIII. También puede encontrarse un escudo de Madrid en cerámica, muy usada por Antonio Palacios en todas sus obras arquitectónicos. Los azulejos tratan de dar más luminosidad.