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Política

Elecciones municipales

Un paseo por Vallecas con Sánchez

Los vecinos de la avenida de la Albufera salieron a la calle para encontrarse con el presidente y con los candidatos a la Alcaldía y la Comunidad. Foto: Luis Díaz larazon

Pepu Hernández y Ángel Gabilondo se hacen selfis en su nuevo bastión socialista acompañados por el presidente del Gobierno.

Pepe y Consolación han salido de la farmacia cargados con los medicamentos del mes y se han encontrado con la calle colapsada. Son vecinos de Vallecas y se acaban de enterar de que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha ido a «pasear» su barrio. «Mira, tengo este llavero desde hace mil años. Ya está hasta descolorido», exagera ella. Y no es el único «merchandising» que lleva consigo. Saca un mechero con las siglas del PSOE. ¿Usted fuma? «No, pero siempre lo llevo conmigo», explica. A medida que se acerca Sánchez, acompañado por el candidato a la Comunidad, Ángel Gabilondo, y el del Ayuntamiento, Pepu Hernández, llegan más vecinos. Todos quieren darle la mano, conseguir un beso de «Pedroooo», como gritan algunas mujeres desde el otro lado de la acera. Consolación no pierde un momento y se abre paso para enseñarle sus «reliquias». Sánchez se acerca, le coge la mano y la escucha. «Uy, eso tiene más años...», le dice cuando le muestra su llavero. Ella y su esposo se van orgullosos. Han visto al «presi».

El lugar escogido para este arranque de campaña por parte del presidente no es baladí. Vallecas se ha convertido en el nuevo bastión socialista a tenor de los resultados en las generales y no quieren perderlo. Por eso se han dejado querer por los muchos vecinos que salían a su encuentro. Pero Sánchez insistía en su misión una y otra vez: «Le presento al candidato», dijo a varios madrileños señalando a Hernández. Desde el partido saben que el desconocimiento que existe entre la ciudadanía del ex seleccionador de baloncesto puede ser una de sus principales flaquezas.

El quiosquero de la avenida de la Albufera consigue captar la atención del jefe del Ejecutivo. «Le he pedido que no se olvide de nosotros. Lo digital nos está matando». ¿Qué le ha respondido? «Me ha sonreído», dice conformista.

Se suceden los selfis, las peticiones de ayuda. «Queremos trabajo», gritan varios ciudadanos. Al final lo cotidiano gana a la anécdota del paseo: «Que gobierne pensando en nuestras pensiones», dicen dos ancianos que le observan desde la distancia.