Aniversario del 11M

11-M: recuerdo de «última hora»

Operarios municipales adecentaron la membrana interior del monumento en homenaje a las víctimas esta semana, pero su estructura aún presenta tres grandes rotos. Carmena ha prometido arreglarlo tres veces

Un gran agujero corona la cúpula del monumento del 11-M que ayer ya estaba preparado para recibir a los visitantes que quieran homenajear hoy a las víctimas de los atentados en su aniversario
Un gran agujero corona la cúpula del monumento del 11-M que ayer ya estaba preparado para recibir a los visitantes que quieran homenajear hoy a las víctimas de los atentados en su aniversariolarazon

Hace catorce años, cuando pasaban unos minutos de las siete y media de la mañana, la capital entera enmudeció unos segundos, el tiempo que tardaron sus habitantes en comprender que su ciudad estaba siendo atacada.

Hace catorce años, cuando pasaban unos minutos de las siete y media de la mañana, la capital entera enmudeció unos segundos, el tiempo que tardaron sus habitantes en comprender que su ciudad estaba siendo atacada. Y el silencio dio paso a la acción, a la respuesta unánime de miles de voluntarios que se acercaron a las estaciones de Atocha, Santa Eugenia y El Pozo para poner sus manos a disposición de los servicios de emergencia. Porque en Madrid no se recuerda un día tan largo como el 11 de marzo de 2004, el día que se fue llevándose 193 vidas inocentes víctimas del terrorismo yihadista. La lluvia de estos días parece contribuir al recuerdo y homenaje a los que ya no están. Porque hace catorce años también llovía.

Los días pasaron y la conmoción dio paso al recuerdo, el mismo que lleva a miles de personas cada jornada a la primera planta de la estación de Atocha, la más importante de Madrid, y en la que se encuentra la entrada al monumento en homenaje a los que perdieron la vida esa fatídica mañana de jueves. Tras las quejas y las denuncias de las asociaciones de víctimas, Manuela Carmena prometió arreglar los desperfectos que decoran la estructura. Pero ni siquiera los tres rotos que presenta la membrana –uno en la cúpula y dos contiguos en un lateral– rompen la atmósfera de máximo respeto en el recinto. La sala, propiedad de Adif pero de cuyo mantenimiento se encarga el Consistorio, amanece cada día bañada en una luz azulada que se filtra desde el exterior, la misma que los madrileños sintieron apagarse hace hoy catorce años.

Portavoces del Ejecutivo de Ahora Madrid aseguraron que la estructura estaría hoy a la altura de las circunstancias. «Hemos hecho todo el esfuerzo para que pueda estar disponible y que los actos importantes institucionalmente y de movimiento social puedan celebrarse con el monumento en condiciones», indicó ayer mismo el tercer teniente de alcalde de la capital, Mauricio Valiente. Sin embargo, la membrana interior en la que se encuentran impresas frases en diversos idiomas como recuerdo a las víctimas sigue igual. Los operarios municipales realizaron labores de mantenimiento esta última semana que obligaron a cerrar la sala de forma momentánea a los visitantes, pero los cambios no se aprecian a simple vista. Además, las goteras que se filtran desde el exterior del monumento siguen inundando Atocha. En previsión al posible aumento de público que se registrará hoy y mañana, el horario de apertura del memorial se amplía de nueve de la mañana a siete de la tarde de forma ininterrumpida.

El monumento precisa una profunda renovación, y por eso Manuela Carmena anunció hace unas semanas –por tercera vez– que el Ayuntamiento sacaría este mismo año a licitación las obras de reparación, que se espera cuesten alrededor de 350.000 euros e irán con cargo al capítulo de Inversiones Financieramente Sostenibles. «El monumento requiere de una actuación estructural porque tenía deficiencias que iban más allá del mantenimiento», añadió Valiente. Los trabajos estarán cofinanciados al cincuenta por ciento por el Consistorio madrileño y la empresa pública Adif, y su cometido será cambiar la forma en que la gran membrana permanece suspendida en el aire. Con el mecanismo actual el armazón de plástico se ha venido abajo hasta en cinco ocasiones, ya que se ve gravemente afectado cada vez que se registran variaciones en la presión de la sala. Estas deficiencias que se arrastran desde los meses posteriores a su inauguración se traducen en cargos de en torno a 70.000 euros anuales a las cuentas del Ayuntamiento en concepto de mantenimiento.

En paralelo, a tan solo unos metros de distancia también ha estado limitado el acceso a la zona interior del Bosque del Recuerdo, el espacio con 22 olivos y 170 cipreses plantados en pleno corazón del parque del Retiro. Los árboles recuerdan a las personas que perdieron la vida en los trenes que partieron el 11 de marzo de 2004 de Alcalá de Henares con destino Chamartín, Príncipe Pío, y dos hacia Alcobendas-San Sebastián de los Reyes.