Esteban Cuesta reconoce el saqueo y dice que «metimos la mano hasta el codo»

El exgerente de Emarsa asegura que los miembros del consejo de administración recibían regalos, lotería y 500 euros por asistir a los consejos de administración, «y no decían nada»

El exgerente de Emarsa, Esteban Cuesta, reconoció ayer el saqueo de la entidad y dijo que «comenzamos metiendo la mano y acabamos metiendo hasta el codo».

Cuesta confesó ante el tribunal, al igual que antes lo había hecho ante el juez instructor, ante la Guardia Civil y también en diversos medios de comunicación. De hecho, algunos de los imputados bromearon con que «ésta es la séptima versión que da Cuesta del asunto, y cada una diferente».

La declaración se prolongó durante toda la mañana y en ella reconoció que tanto él como Bernácer, Morenilla y Crespo se confabularon para saquear la depuradora, primero alterando el precio real del tratamiento de los lodos y «cobrando» doce euros por cada tonelada que se trataba. Estos doce euros se repartían entre los cuatro. El precio del tratamiento de este residuo pasó de los 18 euros a los 40.

La voracidad de la trama no tenía límites y siguieron cobrando comisiones por todo, desde suministros hasta obras. Cuesta asumió su culpa, pero dijo que no iba a asumir la de los demás, en alusión a Enrique Crespo, ex edil de Manises y mentor suyo.

El exgerente explicó que muchísimas facturas del «saqueo» estaban a su nombre pero él no las cobró: «yo no puedo comer el mismo día en tres restaurantes distintos a la misma hora».

Tuvo palabras para el consejo de administración: «todos cobraban 500 euros por asistir, y recibían regalos. En el consejo de diciembre no se hizo nada, llegaron, les dimos los 500 euros, una cesta de navidad, una pluma Mont Blanc y un décimo de lotería, y nos fuimos a comer todos a la Malvarrosa». En ese punto su abogado preguntó por Ramón Marí, consejero socialista que denunció la trama, si también recibía regalos: «claro, igual que los demás». «¿Y entonces no decía nada?», quiso saber su abogado. «Solo decía gracias». Cuesta apuntó, como ya hizo en otras ocasiones, al edil Silvestre Senent: «él y su asesora recibían muchos regalos».