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JxCat y ERC «tocan fondo»: el separatismo se rompe

Los postconvergentes han pactado un acuerdo de gobierno con el PSC que excluye a los republicanos.

Pere Aragonés
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Los postconvergentes han pactado un acuerdo de gobierno con el PSC que excluye a los republicanos.

La Diputación de Barcelona, la joya más preciada tras los pactos municipales derivados del 26-M, ha vuelto a destapar la lucha de soterrada entre Esquerra y Junts per Catalunya por la hegemonía del independentismo. El viernes, los postconvergentes se desmarcaron firmando un acuerdo de gobierno sorpresa con el PSC para que los socialistas presidan un organismo con cerca de 1.000 millones de presupuesto, algo que enervó a Esquerra y recrudeció la guerra entre formaciones. «Hemos tocado fondo», admitió ayer Elsa Artadi tras un fin de semana repleto de descalificaciones por ambas partes.

De hecho, la crisis por el gobierno de la Diputación de Barcelona, que debe votarse el jueves, se ha convertido en una especie de lucha de poder entre el partido de Puigdemont y el de Junqueras, con varias ofertas y contraofertas públicas por el control municipal. Para ERC, en juego está no perder la Diputación tras quedar fuera de la Alcaldía de Barcelona; y para JxCat devolver algún que otro golpe a sus socios y recuperar terreno municipal.

El domingo y tras haber pactado con los socialistas, Junts per Catalunya ofreció a Esquerra la posibilidad de revertir este acuerdo en la Diputación si los republicanos presentaban un plan para romper con el PSC todos sus acuerdos municipales, algunos de tan importantes como el del Ayuntamiento de Sant Cugat, una de las localidades con el PIB per cápita más alto de Cataluña.

En esta partida táctica de control por el poder, ayer los republicanos movieron ficha, redoblaron la apuesta y ofrecieron a JxCat presidir el organismo supramunicipal si son éstos quienes rompen su acuerdo con los socialistas.

Con esta fórmula, los republicanos pretenden zafarse del órdago de los postconvergentes, que retan a ERC a deshacer todos los pactos municipales con el PSC acordados hace ya un mes. «Nosotros no pedimos que en los 25 municipios donde JxCat ha pactado con el PSC rompan el pacto», respondió Aragonès rechazando así la última exigencia impuesta. Una posibilidad que desde Junts per Catalunya se ve como una «operación de marqueting» de sus socios en el Govern.

Es más, lejos de llegar a un acuerdo, las relaciones dentro del independentismo están más maltrechas que nunca. Así lo advirtió ayer la propia Elsa Artadi, quien admitió «haber tocado fondo» ya que la unidad independentista está «más fracturada que nunca». «Hemos visto descalificaciones de personas de diferentes espacios. Es un espectáculo muy triste y no debería ser así», aseguró en el Parlament. «La unidad claramente ahora no existe, está más fracturada que nunca y hay que decidir si nos parece bien cómo están las cosas o bien ir a buscar la unidad», afirmó la diputada de Junts per Catalunya, una dirigente muy cercana a Carles Puigdemont.

«Hay que abrir los ojos y mantener esa unidad. La gente ya no entiende nada», reconoció al ser preguntada sobre si esta crisis, la enésima entre republicanos y postconvergentes, puede llegar a afectar el Ejecutivo de Torra. «La confianza queda tocada», admiten desde ERC tras conocer el pacto de JxCat «con el bloque del 155», en referencia a los socialistas.

Por su parte, el PSC defiende haber pactado con los postconvergentes porque en la Diputación «no se hará la independencia». Miquel Iceta avisó de ayer que sería «poco respetuoso» revertir todos los pactos y recordó que los socialistas tienen acuerdos tanto con JxCat como con ERC. De rubricarse su acuerdo, la presidenta sería Núria Marín, alcaldesa de L'Hospitalet.