Andalucía
Medallas conservadoras
Bendodo, a quien en otro tiempo de menos remilgos lingüísticos se habría tildado sin ambages ni error de «hombre fuerte» de la situación, anunció ayer los premiados el 28F, la segunda fecha del año (la otra es el 22D) en la que la suerte suele estar muy repartida. Son los primeros distinguidos por un Gobierno regional no socialista y ha aprovechado Moreno para implementar la primera medida francamente conservadora de la legislatura, ya que el listado es un compendio de sana previsibilidad. Lo institucional suele maridar mal con lo estrafalario y la única extravagancia que cabe achacar a los muñidores de esta edición de las Medallas de Andalucía es que han incluido a este humilde servidor entre los invitados a la cuchipanda. Nadie es perfecto. (Aprovecho para agradecer la inédita delicadeza. En cualquier caso, prometo mi ausencia: por falta de atuendo idóneo e intención de trasnochar la víspera.) García Palacios y Cosentino, los Hijos Predilectos, representan a lo más granado del capitalismo regional, el uno desde una perspectiva nostálgica y el otro en su versión más actualizada. No es baladí el gesto de un Ejecutivo en las antípodas ideológicas de quienes preconizan el igualitarismo y el rencor social, como tampoco es un ejercicio de imaginación disparatada el percibir a la derecha con menos complejos en las distinciones, sin duda merecidas, a Cáritas y a la Guardia Civil. Se ha roto la tonta (y recientísima) tradición, además, de equiparar el número de homenajeados con el de homenajeadas, como si los azares de la biología fuesen un factor de más peso que los méritos. Siempre habrá quien proteste, porque la democracia es incompatible con la unanimidad, pero ha quedado demostrado que el cambio puede empezar en los detalles.
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