No existen definiciones exactas o científicas de genio, término utilizado en múltiples sentidos. Según la RAE, genio puede ser la disposición ocasional del ánimo, según por la cual uno puede manifestarse alegre, áspero o desabrido. Pero, también, puede referirse a la condición según actúe una persona (de genio apacible, inquieto...). Genio puede ser, del mismo modo, la persona que destaca de una forma extraordinaria por sus talentos intelectuales: capacidad mental para crear o inventar cosas nuevas y admirables. Una excelencia que, sin duda, muy pocos logran. Por regla general, los genios son personas curiosas e impulsivas, a las que le unen la fascinación por el trabajo. Se caracterizan, además, por las horas que dedican a su especialidad. Suelen ser enormemente críticos en el trabajo y, comúnmente, reflexionan sobre aquello que pretenden alcanzar. Son seres solitarios y pueden rozar lo patológico, pues a menudo manifiestan una acusada personalidad neurótica. Su pasión les lleva a entregarse en su especialidad, anteponiendo el placer sobre recompensas económicas. El prototipo de genio por antonomasia lo podemos encontrar en la persona de Albert Einstein. Pero si la genialidad creativa va unida al talento polifacético, Leonardo Da Vinci es uno de los genios más grandes, como humanista, inventor y artista del Renacimiento. Genios de la música fueron Mozart y Beethoven; Cervantes y Shakespeare, en la literatura; Miguel Ángel, en la escultura. También hay genios en la actualidad, como Bill Gates o el cosmólogo Stephen Hawking. España es cuna de sublimes genios, como Santiago Ramón y Cajal, como los pintores Salvador Dalí y Pablo Picasso, como el duende torero de Rafael «El Gallo», como el cantaor flamenco Manuel Torre, como Camarón de la Isla o el guitarrista Paco de Lucía.