Ahora que su marca cumple 30 años y que la relevancia de los desfiles está en entredicho, emprende una nueva estrategia. Quiere democratizar la pasarela y adaptarla al comprador.

Tiene fama de hablar poco, ser claro y directo. Pero, con LA RAZÓN, a unas horas de desfilar hoy en la Nueva York Fashion Week, se explaya. Nos recibe en su oficina al lado del río Hudson, donde nos habla de su proceso creativo, de la Reina Letizia, la mujer española, el futuro de la moda y su ideal de mujer.

–Empecemos por algo sencillo:los colores.

–Desde el principio, cuando diseñé mi primera colección en 1985, siempre me he basado en mi amor por el mar. La idea del rojo y azul, navy y blanco... inspirado en los mejores lugares del mundo como Newport, St. Tropez, Mónaco o podría decir también Marbella.

–Recrea mundos...

–Sí, es la idea de muchos cruceros que vienen de Europa a Estados Unidos. Hay cierto romanticismo. Sobre todo de los años 20, cuando la gente se arreglaba bastante para viajar. No como hoy (sonríe). Es una mezcla de moderno y vintage porque investigamos en el pasado, el presente y el futuro.

–¿Cómo divide el tiempo en su proceso creativo?

–En cuanto termine este desfile nos pondremos con la siguiente temporada. Ya, inmediatamente. Queremos hacer algo que esté cerca de la herencia de nuestra marca y que sea nuevo. Pero tiene que ser único. Queremos nuestra propia personalidad, pero a la vez que sean ponibles.

–Estos días, la Fashion Week parece que está en entredicho. Tom Ford ha cancelado y presentará su colección de Otoño-Invierno en septiembre y usted emprende una nueva estrategia.

–Sí, tenemos que reinventarnos en la forma de mostrar nuestras colecciones y cuándo hacerlo, con el fin último de saber agradar al consumidor. Creo que va a ser el futuro, ahora que el mundo es tan global. No puedes ceñirte a los profesionales, que era el público exclusivo que asistía a los desfiles, junto con los famosos. Hay que enfocarse más al comprador, a los tiempos de venta por internet y democratizar las pasarelas.

– Hábleme de la campaña con el tenista español Rafa Nadal.

–Nos hicimos amigos hace 12 años. Entonces él ya llevaba mi ropa y también su familia. Mis hijos piensan que es genial. Por eso, cuando estábamos relanzando la ropa interior pensamos que quién podía ser mejor que Rafa. Nos dimos cuenta de que era perfecto como imagen: es reconocido en el mundo entero, tiene un buen físico y una gran actitud. Ha funcionado muy bien.

–Parece que ahora todo se mezcla, ¿dónde esta el límite?

– No hay límite. Es lo que yo llamo FAME, que es el acrónimo en inglés de Fashion (moda), Arte, Música y Entretenimiento. Se trata de Pop Culture. Puede ir de deportes, de social media... Es quién, por qué, qué, cuánto, dónde. Es toda esa gente que añade interés a nuestra vida cada día. Ha sido mi filosofía durante más de 30 años. Antes de empezar Tommy Hilfiger tenía mis propias boutiques. Y fue la idea para meterme en este negocio. Quería de alguna manera vivir dentro del Pop Culture, utilizando a Andy Warhol como inspiración.

–¿Qué piensa de la mujer española?

–Le gusta ir muy a la moda, pero con mezcla. Quizá, algo vintage, algo nuevo, algo de grandes diseñadores... Compra de una forma muy inteligente. Le gustan las prendas de calidad a precios asequibles.

–¿Qué le parece el estilo de la Reina Letizia?

–Me parece una mujer preciosa y excelente. Sobre todo es muy chic, sí, muy chic.

–Usted ha cambiado el concepto de pasarela. Ha recreado parques, playas por las que desfilan los modelos.

–Creo que es muy aburrida una pasarela normal. Ver las prendas así en un suelo blanco. Hay que pensar en la audiencia, que quiere que se trabaje con calidad en la parte del entretenimiento, especialmente ahora con las redes sociales. Todo se fotografía, se graba.

–¿Cual es su ideal de mujer?

–La mía. Mi mujer viste de forma muy casual durante el día y sofisticada por la noche. Puedo llevarla a un partido de béisbol o a París y siempre está genial.